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Renault deberá lubricar su relación con Nissan para acelerar de verdad

El plan de De Meo puede ser un buen comienzo, pero también debería vender parte de sus acciones de la firma nipona

Luca de Meo, CEO de Renault, en octubre.
Luca de Meo, CEO de Renault, en octubre.reuters

El consejero delegado de Renault, Luca de Meo, confía en el élan (fuerza) vital francés para impulsar las sombrías perspectivas de la empresa gala. El jueves lanzará una torpemente denominada Renaulution para aumentar las ganancias. Sin embargo, cualquier recuperación se verá obstaculizada por sus desiguales relaciones con su socio japonés Nissan Motor. La venta de parte de la participación del 43% de Renault en el fabricante de automóviles nipón ayudaría a suavizar el desequilibrio de poder y acelerar el ahorro de costes.

Confiar en la moda vintage es una estrategia probada y comprobada. Como protegido del exjefe de Fiat Chrysler Automobiles, Sergio Marchionne, De Meo ayudó a relanzar con éxito el Fiat 500, que había marcado época. Ahora espera hacer algo similar con el icónico modelo de los años ochenta Super Cinq de Renault, informó Reuters la semana pasada.

La compañía, que está en pérdidas, podría ciertamente hacer una remodelación: sus acciones han bajado un 35% en los últimos dos años, mientras que el índice Stoxx Europe 600 Automobiles ha subido una décima parte en el mismo período.

De Meo también se enfrenta a un nuevo y poderoso rival europeo con la fusión de Peugeot y FCA, bautizada de forma poco elegante como Stellantis. El grupo ha prometido al menos 5.000 millones de euros en sinergias de la fusión a medio plazo. Por el contrario, Renault y Nissan, que vendieron más de 800.000 vehículos más que sus rivales franco-italianos en 2019, aspiran a un ahorro conjunto de 4.400 millones de euros.

Es poco probable que se produzca una fusión total entre los grupos francés y japonés, que produciría mayores beneficios. Pero una integración más estrecha podría dar un impulso a los resultados de De Meo.

Un primer paso necesario sería suavizar la desigual dinámica de poder de la alianza, que se sustenta en las participaciones cruzadas. Cuando la participación de Renault en Nissan subió por encima del 40% en 2001, una disposición de la ley francesa despojó al grupo japonés de los derechos de voto sobre su participación en Renault, que actualmente es del 15%. Si Renault vendiera algunas acciones de Nissan para bajar el umbral, ayudaría a restaurar la influencia de su socio, comprar benevolencia japonesa y recaudar unos estupendos 727 millones de euros al precio actual del mercado.

El Estado francés, que aún controla la mayor parte de los votos de Renault, tendría que apoyar una venta. Pero incluso después de tal movimiento seguiría siendo el accionista más influyente. El nuevo look vintage de De Meo puede ser un buen comienzo. Pero necesita un poco de aceite de buen gobierno para atraer de verdad el aplauso de los inversores.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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