Las empresas dan la espalda a Donald Trump
Deutsche Bank, a quien debe 340 millones de dólares, no hará negocios con el presidente de EE UU en el futuro
Tras más de cuatro años de apoyo, las empresas comienzan a dar la espalda al todavía presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Desde que, la semana pasada, instigase a sus seguidores a marchar sobre el Capitolio, su marca y su fortuna están en riesgo. Los bancos que financiaban sus proyectos empresariales, las compañías que apoyaban sus campañas con donaciones, las redes sociales que funcionaban como altavoz de sus polémicos mensajes e, incluso, grandes clientes están abandonando al gobernante uno por uno.
Si bien es cierto que en lo político ya no hay tiempo para grandes cambios a pesar de estas presiones, pues la era Trump agota sus últimos días, en el plano económico aún hay mucho en juego. El mandatario está quemando todos sus cartuchos en sus últimos días como presidente y podría arrastrar consigo a las firmas que lo apoyan. Si la salida hubiera sido más suave, algunas marcas hubieran continuado apoyándole a pesar de haber perdido las elecciones, comenta Francisco Torreblanca, profesor de ESIC y director de Sinaia Marketing. “Ahora la gente le ubica como un mal perdedor. Ha amenazado valores que son pilares para la democracia”, añade el experto.
La semana pasada Facebook y Twitter cancelaron el perfil del mandatario en sendas redes sociales por motivos de seguridad. También la plataforma de comercio electrónico canadiense Shopify cerró la tienda de la campaña de Trump. No es la primera vez que las marcas cargan contra el mandatario. Este verano, recuerda la socióloga y directora de crecimiento de Branward, Alejandra Nuño, varias firmas, como Patagonia o The North Face, promovieron la campaña #StopHate ForProfit con la que hicieron boicot publicitario a las plataformas sociales que se le siguieran dando altavoz a determinados mensajes.
Sin embargo, esta semana varias empresas han dado un paso más allá y le han retirado también su apoyo económico. El caso más sonado es el de Deutsche Bank. El prestamista más importante del presidente, quien aún tiene una deuda con ellos de 340 millones de dólares (280 millones de euros), está tratando de cortar lazos con la familia Trump y no hará negocios con él en el futuro. Aunque la entidad aún no ha hecho un comunicado oficial, la jefa de operaciones en EE UU, Christiana Riley, condenó la violencia de la semana pasada a través de una entrada en su perfil de Linkedin. “Estamos orgullosos de nuestra Constitución y apoyamos a aquellos que trabajan para asegurar que la voluntad del pueblo sea respetada con una transición pacífica”, escribió.
Por su parte, Signature Bank, banco del que Ivanka Trump llegó a formar parte de la junta directiva, también busca desmarcarse del nombre del presidente. La firma está cerrando dos cuentas personales en las que Trump sumaba 5,3 millones de dólares (4,36 millones de euros), según informó The New York Times este lunes. Otras marcas, como Coca-Cola, Marriott, Morgan Stanley y AT&T, también han asegurado que cesarán las donaciones a los integrantes del partido republicano que no reconozcan la victoria de Joe Biden o que se sumen a las acusaciones de fraude electoral del todavía presidente.
En este sentido, Nuño es tajante: “Esto ha sido un detonante, pero no nos puede pillar por sorpresa. Se enmarca en un contexto en el que las marcas persiguen un activismo consciente y buscan trascender y tener un impacto positivo en la sociedad más allá de los resultados económicos”. La experta celebra que muchas firmas den un paso al frente, pues considera que nunca es tarde para aprender, pero advierte de que las decisiones no pueden ser solo maquillaje. “Tenemos que ver es si las empresas que están diciendo que no van a apoyar al Partido Republicano son realmente coherentes con su propósito. No importa lo que se dice sino lo que se hace. Las acciones no deben ser algo puntual, sino parte de su ADN”, advierte.
De salir adelante el impeachment que han promovido los demócratas, Trump sería el primer presidente en enfrentarse a dos juicios políticos. Todo ello ha provocado que incluso sus apoyos favoritos se vuelvan contra él. Es el caso del PGA Tour, el principal circuito estadounidense de golf masculino, que ha cancelado la celebración de su próximo torneo en el campo de golf propiedad de Donald Trump en Nueva Jersey. “Se ha hecho evidente que la realización del campeonato de PGA en Trump Bedminster sería perjudicial para nuestra marca”, ha asegurado Jim Richerson, presidente de PGA. Los desencuentros entre el torneo y el mandatario, sin embargo, no son nuevos, pues el evento deportivo ya canceló su 2015 el Grand Slam en el Trump National de Los Ángeles cuando el presidente vinculó a los inmigrantes mexicanos con violadores.
Estos movimientos llegan en un momento de incertidumbre en el que los consumidores demandan seguridad. “Cualquier elemento que nos haga temblar se vuelve en su contra. Eso las marcas lo perciben rápido. El PGA no va a poner en entredicho su reputación por jugar en el campo de Trump si tiene otras opciones”, considera Torreblanca.