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Agua, oro y plata: inversiones para un mundo posapocalíptico

Los metales preciosos se hacen hueco en las carteras de inversión en un entorno de excesiva liquidez y estímulos fiscales

Fachada de Wall Street, en Nueva York (EE UU).
Fachada de Wall Street, en Nueva York (EE UU). ANGELA WEISS (AFP)
Gabriela López Escalante

Ya lo anunciaba Inmortal Joe en la saga Mad Max: “No se conviertan en adictos al agua, se apoderará de ustedes y van a resentir su ausencia”. Lo vociferaba desde su torre inquebrantable mientras repartía mezquinamente algunos litros a una población sedienta. Pero lo que el monarca no revelaba era cómo había monopolizado el derecho a su uso en medio de un mundo posapocalíptico marcado por la escasez de agua y gasolina.

Con temor a que la realidad supere la ficción y ante la posibilidad de enfrentarse a un futuro de Tierra desierta, el agua se convirtió la semana pasada en uno de los valores que cotizan en el mercado de futuros de materias primas de Wall Street. El recelo de la escasez ha infundido un giro en las tendencias de inversión, que ahora demandan carteras más amplias que consideren el agua entre sus activos, así como a otros dos grandes subestimados que empiezan a acentuar su limitación: el oro y la plata.

El paisaje distópico ha sido agudizado también por la pandemia del Covid-19, que ha reforzado la importancia de la inversión sostenible. Así lo explica Stefan Hofrichter, responsable de Estrategia y Economía Global en Allianz Global Investor. Para Hofrichter, los inversores deben ahora considerar un enfoque de “inversión de impacto” que contemple los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. “Se requerirá un conjunto de inversiones más amplio —sin limitarse a las regiones, los sectores y las estrategias que se han comportado bien en los últimos tiempos”, afirma el economista.

El oro, siempre rey

Hofrichter es uno de los que abandera la apuesta por el oro en los portafolios para 2021. Según el economista, el metal ha ganado relevancia frente a los rendimientos negativos de los bonos, muchos sobrevalorados tras el exceso de liquidez provocado por los estímulos monetarios para combatir la crisis económica de la pandemia. “En un entorno de tipos de intereses reales en negativo, con estímulos fiscales y monetarios, pensamos que el oro tiene un importante camino al alza”, explica.

El precio del oro ha subido un 22% en el año hasta superar los 1.800 dólares por onza, aunque en agosto llegó a máximos por encima de los 2.000. El metal precioso, que reservaba su propiedad como valor refugio para las situaciones de hiperinflaciones, ha aumentado su atractivo en los últimos años en medio de la efervescencia de los mercados bursátiles, dinamitados este año en especial tras cada anuncio de las vacunas contra la Covid-19. “El oro físico es el único activo verdaderamente sólido dentro del sistema financiero”, sentencia Ned Naylor-Leyland, responsable de estrategia de Oro y Plata en Jupiter Asset Management.

Además, la merma de las reservas, cada vez más evidente, ha abierto el paso a fusiones y adquisiciones en el sector minero, que este año sumó unos 20.000 millones de dólares con estas uniones. “Nos encontramos en el punto culmen de una oleada masiva de fusiones y adquisiciones”, asegura Naylor-Leyland y explica que el precio “injustificadamente bajo” del oro en todos estos años ha provocado que los mineros no hayan puesto en marcha las actividades de exploración y desarrollo necesarias para aumentar reservas.

La plata es el dinero de los caballeros

La plata será la revelación del 2021, según el gestor de fondos Ned Naylor-Leyland. La hermana menor del oro destaca sobre todo por su versatilidad como componente para paneles solares, vehículos eléctricos, teclados de ordenadores y como ingrediente antimicrobiano en entornos médicos. De hecho, la mitad de la plata se emplea en uso industrial. Es, ahora, el elixir para las soluciones ambientalistas en la lucha contra el cambio climático y uno de los activos más valiosos en medio de una crisis sanitaria mundial.

“Un nuevo acuerdo ecológico en Estados Unidos será positivo para la plata. Su demanda está en alza y esperamos que los mercados asuman su importancia doble: como componente industrial y reserva de valor monetario”, asegura Naylor-Leyland. El gestor insiste en que este metal precioso ha sido subestimado en las carteras de inversiones y advierte de que su mejor momento está por llegar. "La plata es el dinero del pueblo", insiste, mientras recuerda la cita del economista y escritor Norm Franz: "El oro es el dinero de los reyes; la plata, de los caballeros y la deuda, de los esclavos". 

Aun así, Naylor-Leyland confiesa que el interés de los inversionistas en la plata todavía es escaso y que se potenciará en la medida que el oro siga su impulso. Pero advierte de que, en cuanto empiecen las fluctuaciones, los movimientos van a ser muy rápidos y muy acentuados. "En 2011, cuando los mercados se encontraban en una situación crítica, como ahora, la plata alcanzó el precio de 50 dólares por onza", recuerda. Entonces, la plata encareció su precio un 163% solo en 12 meses.

Agua para el pueblo

A la ecuación de los metales como valor refugio se ha sumado más recientemente el agua. Al compás del índice Nasdaq Veles California Water Index (NQH2O), el agua ha demandado en la última semana la valoración de su uso en un futuro próximo. Esencial para la producción agrícola, la fabricación, la producción de energía, el transporte —dejando tácita su importancia para la vida diaria—, el agua ha desatado el debate en medio de su cotización: ¿precaución o especulación?

La gestión del agua se ha llevado a cabo sin un mecanismo transparente de fijación de precios, de acuerdo con Nasdaq. Los nuevos futuros sobre el agua son el último producto en catálogo del Chicago Mercantil Exchange (CME), el mayor mercado mundial de derivados. Según el parqué, el objetivo en estos intercambios es dotar a agricultores, ganaderos y grandes consumidores de agua de un precio de referencia asegurado a futuro sobre el que poder trabajar en sus balances y planes de negocio.

Aun así, la operación ha levantado denuncias por tratarse de un recurso que debería estar a disposición de todos, mientras los expertos defienden que estos mercados podrían jugar un rol determinante para flexibilizar la gestión del agua en caso de sequía y reducir los conflictos en este tipo de emergencias. 

Ya en 2019, la ONU advirtió de que 2.000 personas en el mundo carecen de acceso a los servicios básicos de agua y saneamiento. Pero tras la puesta en marcha del NQH2O, Pedro Arrojo-Agudo, relator especial de la ONU, señaló que la comercialización del agua en el mercado de futuros de Wall Street muestra que su valor, como derecho humano básico, ahora está amenazado.

La escasez parece imponerse por ahora en las tendencias de inversión para el próximo año. Las reservas de oro, plata y de agua, cada vez más mermadas se hacen también más atractivas en medio de una crisis de rentabilidad. Bien lo sabía Inmortal Joe, desde su torre inquebrantable, gobernando una Tierra desértica.

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