La rentabilidad del bono se aleja del 0% pero España cobra por vender deuda a diez años
Los inversores muestran su apetito por la deuda
Lo rozó por momentos, pero minutos después de conocerse la decisión del BCE, la rentabilidad de la deuda española a 10 años se aleja del terreno negativo. Aunque en el mercado secundario el rendimiento del bono con vencimiento en 2030 se sitúa próximo a los mínimos históricos registrados en los das últimas jornadas, nada más confirmarse que el organismo que dirige Christine Lagarde ampliará su programa de compras de deuda en importe y plazo, el rendimiento de los títulos a 10 años se sitúan en el 0,018%. Este comportamiento se extiende al resto de mercados, incluidos los considerados como seguros. El bono a 10 años de Alemania, que a lo largo de la jornada ha llegado a caer al -0,629%, se sitúa ahora en el -0,6%.
El pasado martes, la incertidumbre generada por las negociaciones del Brexit fue motivo para que los inversores se lanzaran a la compra de bonos, un movimiento que llevó a la deuda española a 10 años al 0,029% al cierre, marcando un mínimo intradía en el 0,024%. Hasta la fecha el nivel más bajo registrado por la referencia española a ese plazo era el 0,035% que marcó en agosto de 2019. Ayer, se marcaron nuevos mínimos al cerrar en 0,021%. Y es que el apetito de los inversores por la deuda es evidente mientras que continúan las negociaciones sobre el Brexit.
Hoy, el Tesoro Público ha conseguido por primera vez en su historia colocar deuda a diez años con un interés negativo, ya que en la subasta celebrada este jueves ha vendido títulos a este plazo por importe de 921 millones de euros con un rendimiento marginal del -0,016%, según datos del mercado.
En la anterior subasta de este tipo de obligaciones a diez años, emitidos con un cupón del 1,25%, el Tesoro había establecido un interés de colocación del 0,23%
Los niveles que está registrando la deuda española están lejos de los rendimientos alcanzados en mazo cuando estalló la pandemia. Entonces, la rentabilidad de la deuda a 10 años llegó al 1,22%, cota que marcó en día 18 de ese mes, justo antes de que el BCE anunciara el programa de compra de activos frente a la pandemia. Desde entonces, el rendimiento de la deuda soberana ha ido en descenso y el BCE ha logrado estabilizar por completo el mercado financiero.
Hoy, el BCE ha elevado en 500.000 millones de euros el importe del plan extraordinario de compras de deuda con motivo de la pandemia (PEPP), hasta un total de 1,85 billones de euros, que se prolongará además hasta marzo de 2022, durante seis meses más de lo decidido en junio y por más tiempo de lo que aguardaba el consenso de mercado.
La cuantía sí está en la línea de lo que esperaban los inversores y confirma a este instrumento como la herramienta principal de política monetaria del BCE frente a la crisis. El objetivo es garantizar unas óptimas condiciones de financiación a los gobiernos de la zona euro, que deberán emitir también en 2021 enormes cantidades de deuda para financiar la recuperación de la economía, y a las empresas y a la banca. Además, la deuda que venza de este programa será reinvertida hasta al menos finales de 2023.
Hoy, además, los líderes de la Unión Europea se reúnen desde este jueves en su última cumbre de 2020, en cuya agenda figura si aprueban el compromiso alcanzado por la presidencia alemana con Polonia y Hungría para desbloquear el plan de recuperación, debatirán posibles sanciones a Turquía y pasarán revista a la negociación del acuerdo postbrexit.