Ferrovial exprime la capacidad de extensión de su autopista estrella, la 407 de Toronto
El activo abre 33 kilómetros en nuevos carriles, alcanzado los 600 kilómetros en ampliaciones
La libertad de la operadora para actualizar los peajes mientras se mantenga un cierto nivel de tráfico; el sistema de formación de precios en función de la desindad de vehículos, y el incesante crecimiento en el número de usuarios, han hecho de la autopista 407 ETR de Toronto (Canadá) el activo concesional por excelencia. Y Ferrovial, segundo accionista con el 43,23% y gestor de la infraestructura, busca aprovechar al máximo sus posibilidades (el fondo CCPI tiene un 50,01% y SNC Lavalin, un 6,76%).
Esta circunvalación, con gestión privada desde 1999, ha abierto un nuevo carril en cada sentido de la circulación entre las intersecciones con las carreteras 401 y 410. En total, 33 kilómetros adicionales. Se trata de una extensión, la decimoquinta desde 2001, con la que la 407 ETR suma 600 nuevos kilómetros en carriles de peaje desde 2001.
Las 15 ampliaciones acometidas desde 2001 se han llevado 1.040 millones de euros en obras
La autopista de Ferrovial ha incorporado nuevos carriles en los tres últimos ejercicios y la ampliación abierta el pasado día 17 es la mayor desde 2006, acometida mientras ha estado azotando la crisis sanitaria. En 20 años se ha conseguido duplicar la capacidad del activo sin detener el tráfico, al tiempo que se ha multiplicado el número de conductores que transitan diariamente por ella.
Esfuerzo millonario
La inversión en esos 600 kilómetros en extensiones ha totalizado 1.600 millones de dólares canadienses (1.030 millones de euros al cambio actual), cifra que se suma a los 3.100 millones de dólares canadienses que pagó el consorcio concesionario en su día por explotar este filón durante 99 años.
Pugna entre españolas
Con casi medio millón de usuarios diarios, cuyo paso es controlado sin barreras, la 407 ETR ahorra 30 millones de horas en atascos al año, según la concesionaria.
El trazado tiene 108 kilómetros de longitud y ha incorporado 600, esencialmente en extensiones de carriles desde 2001.
Cuando Ferrovial aterrizó en la 407, con Caisse de Dépôt y SNC Lavalin como socios, en abril de 1999, la autopista tenía un tramo central de 69 kilómetros. El consorcio invirtió 400.000 millones de pesetas a cambio de la explotación, incluido el compromiso de llevar la autopista hasta los 108 kilómetros.
Lejos queda ya un concurso en el que Ferrovial pugnó contra un equipo en el que Dragados y FCC iban como aliados, y contra un tercer consorcio con Autostrade en sus filas.
También hay que tener en cuenta los costes anuales de mantenimiento, vigilancia (cuenta con policía propia), tecnología o de la dura campaña de prevención invernal. Pese a ello, el margen de ebitda de la concesión ronda el 90% (82% en este fatídico ejercicio).
La concesionaria subraya que las constantes mejoras han sido vigiladas por el Ministerio de Transporte de Ontario, pero se han llevado a cabo sin cargo al contribuyente. También pone de manifiesto que esta última inversión ha salido adelante pese a la incertidumbre que aún pesa sobre la recuperación del tráfico. Se trata, afirma la empresa, de tener preparada la autopista para la recuperación.
Hasta el 30 de septiembre, la 407 ETR cae un 44,5% en tráfico, un 39% en ventas y un 43% en ebitda. Pese a ello, gana 117 millones en dólares locales y ha repartido en los nueve primeros meses 562 millones de dólares en dividendos (159 millones de euros para Ferrovial), una vez retomada una remuneración que fue suspendida en el segundo trimestre.
Fuentes cercanas a Ferrovial explican que los trabajos de ampliación realizados están llegando a los límites que ofrece el propio terreno: la 407 está en un 90% de sus posibilidades de expansión. El total de viajes que registra la autopista de Toronto ha pasado de 71,9 millones en 1999 a 125 millones en 2019, lo que implica un alza del 74%. Este año la cifra estará notablemente por debajo, pero Ferrovial tiene mina para rato.