La construcción se enfría a la espera del fondo de recuperación de la UE
La licitación de obra pública desciende un 37% hasta el cierre de agosto y el consumo de cemento caerá un 12% este año
La construcción y sus sectores afines pierden fuelle en España a medida que avanza el año y perdura la crisis sanitaria. Mientras, no dejan de sucederse las demandas de planes de estímulo desde el sector privado.
Ayer fue la patronal de las cementeras, Oficemen, la que puso el calificativo de urgente a una batería de actuaciones en obra pública y vivienda con el fin de dinamizar la economía.
El colectivo espera una caída de la demanda doméstica de cemento del 12% este año, moderando su anterior pronóstico del 20%. Pese a la mejora de las expectativas, que dejarían el consumo en 13 millones de toneladas para este 2020, la mala noticia es que ya no se espera una recuperación en V en 2021: Oficemen prevé una horquilla para la demanda interna de cemento que va desde una nueva rebaja del 5% hasta un alza del 1%. Con ello, el mercado volvería a moverse entre los 12 y los 13 millones de toneladas de polvo gris, apenas un tercio de la capacidad de producción instalada en este país.
Desveladas estas proyecciones, fue la patronal de las grandes constructoras, Seopan, la que publicó estadísticas que hablan de un profundo bache en la licitación de obra pública. Entre enero y el cierre de agosto, la puesta en marcha de proyectos bajó un 36,8% en volumen económico, pasando de 13.065 millones en los ocho primeros meses de 2019 a una cifra de 8.263 millones.
la lluvia de fondos que espera España multiplica por diez el volumen de los fondos europeos de cohesión de los años noventa
El motor de la inversión pública, el Ministerio de Transportes, cae un 70% en volumen de publicación de concursos, hasta los 1.122 millones. Y esa cifra es de 1.631 millones (un 64% menos que a agosto de 2019) si se tienen en cuenta el resto de ministerios. Las Comunidades Autónomas reducen su ritmo de licitación un 32,6%, hasta los 3.047 millones, y las Administraciones locales suman hasta agosto 3.584 millones en proyectos, un 11,4% a la baja.
“Si se proyecta la media mensual de los ocho primeros meses de 2020 al resto del ejercicio, se obtiene una estimación de licitación en 2020 de 12.395 millones, un 32,1% inferior a la de 2019, situándonos en niveles reales de licitación pública de 2011”, argumentó Seopan.
Esta misma semana, el secretario general de Infraestructuras, Sergio Vázquez, habló ante la CEOE del cierre de un ciclo de dificultades en la inversión pública, el 2010-2020, para dar paso a una reanimación que tomará su impulso del fondo de recuperación de la UE.
El alto cargo de Transportes anticipó que no se volverá a los niveles de inversión conocidos antes de la crisis financiera de 2008. Pero también subrayó que la lluvia de fondos que espera España multiplica por diez el volumen de los fondos europeos de cohesión que sirvieron, en los años noventa, para impulsar las redes de infraestructuras en este país.
Competitividad
De vuelta al cemento, la ralentizada actividad local coincide con unas exportaciones también decrecientes. España sigue siendo el principal vendedor de la UE fuera de sus fronteras, con 6,2 millones de toneladas en 2019. Una cifra que, comparada con los 9,8 millones de toneladas de 2016, habla de una competitividad de esta industria que se degrada año a año frente a la de otros países del entorno. Además, un 20% de las exportaciones se dirigen a Reino Unido, canal de venta sobre el que pesan serias dudas a la vista de cómo evoluciona el Bréxit.
Ante esta situación, el presidente de Oficemen, Víctor García Brosa, demandó ayer en rueda de prensa un plan anticrisis de infraestructuras que cumpla el objetivo de modernizar el stock español en redes de transporte de carga, depuración de agua o transporte sostenible de viajeros. “En 2021 apenas se notaría el efecto, que veríamos más bien en 2022”, puntualizó García Brosa, “de la construcción dependen 1,3 millones de empleos y se trata de un sector con capacidad de arrastre sobre otros”.
Además de ese programa de obras, se espera impulso a la edificación con un plan de vivienda social y se sugieren avales para la adquisición por parte de los jóvenes.
Desde Oficemen se apunta que la actividad inducida por la construcción es de 1,92 euros por cada euro invertido. Pero se advierte que, aunque la inversión en obra pública creció un 2% en el primer semestre, la licitación de proyectos para el corto plazo podría caer un 30%.
Si en 2019 se visaron 106.000 viviendas, en este 2020 se esperan 71.000, y no más de 72.000 para el próximo año, según la patronal cementera
Mercado objetivo
El sector constructor convive estos meses de crisis con la congelación de proyectos de edificación. Si en 2019 se visaron 106.000 viviendas, en este 2020 se esperan 71.000, y no más de 72.000 para el próximo año. “Las cementeras españolas mantienen 30 millones de toneladas de capacidad de producción porque aún tenemos la esperanza de que pueda estabilizarse un consumo doméstico de 20 millones de toneledas y unas exportaciones de 10 millones. Para ello, el país debería construir entre 150.000 y 200.000 viviendas al año, y la inversión en infraestructura tendría que colocarse entre el 1,5% y el 2% del PIB, como sucede en países comparables”, afirmó el presidente de Oficemen.
Además de un plan de emergencia para la construcción, la patronal ve imprescindible la rápida aprobación del estatuto de consumidores electrointensivos con el fin de abaratar la factura de la luz a los productores: “Este mecanismo funciona en Francia o Alemania; no entendemos cómo en España suelen surgir dificultades adicionales para una aprobación que creemos inminente”, dijo Aniceto Zaragoza, director general de Oficemen.
El diferencial en los costes de producción que deriva de una electricidad más cara o de los propios derechos de emisión de CO2, debería compensarse con mecanismos de ajuste en frontera sobre el cemento importado, insistió el colectivo. Solo la caída de tres millones de toneladas en ventas al exterior entre 2016 y 2019, señala la asociación, equivale a la producción media de tres o cuatro fábricas.
El problema del cemento con las exportaciones es parecido en subsectores como el azulejero, cerámica u otros afines de la construcción. La Confederación Española de Asociaciones de Fabricantes de Productos de Construcción (CEPCO) destacó ayer un descenso del 13,6% en la venta al exterior de este tipo de productos respecto a los siete primeros meses de 2019. La suma baja a 12.804 millones (un 13,6% menos) y el saldo comercial es de 2.714 millones (un 7,4% a la baja). Los materiales de construcción, incluido el cemento, tiene un peso de casi el 9% en las exportaciones españolas.