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La valoración desbaratada de Tesla guarda relación con la realidad

La compañía cotiza a 97 veces el resultado estimado para 2022. Sus accionistas creen que venderá millones de coches

Efe

Quienes invierten en Tesla han puesto sus esperanzas en un mundo de vehículos eléctricos casi exclusivamente sobre los hombros de Elon Musk. Su empresa de coches con sede en Palo Alto, California, que el miércoles por la tarde anunció un beneficio de 104 millones de dólares en el segundo trimestre, anda cerca de superar los 300.000 millones de capitalización bursátil, con lo que la empresa se apuntaría en torno a la tercera parte del valor en Bolsa de su sector al completo. Por disparatado que suene, guarda relación con la realidad.

Al precio actual de la acción, Tesla cotiza a 97 veces el resultado estimado para 2022, según datos de Refinitiv. Esto implica que los accionistas contemplan que la empresa pronto esté vendiendo millones de coches, muy por encima de los 400.000 que entregó en 2019.

Esta exuberancia eléctrica tiene un punto contagioso: Rivian, entre cuyos inversores se cuentan Amazon.com, BlackRock y Ford Motor, ha atraído una inversión de casi 4.000 millones de dólares desde diciembre; está previsto que su SUV y su pick-up salgan a la venta el año que viene. Por otro lado, dos rivales que están dando sus primeros pasos han sido comprados por entidades de propósito especial: un acuerdo cerrado la semana pasada coloca la valoración de Fisker, que aspira a vender los “vehículos más emocionantes y sostenibles”, en 2.900 millones de dólares. Nikola, que cerró su fusión con SPAC el mes pasado, vale ahora 14.000 millones de dólares, casi tanto como Nissan Motor, PSA (propietaria de Peugeot) y Fiat Chrysler.

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Hay cierta lógica en lo que la valoración de Tesla, sobre todo, dice sobre las perspectivas para los coches eléctricos. Supongamos que las ventas mundiales aumentan un tercio anual desde los 2,2 millones de unidades de 2019. Hay mercados como China que de hecho han estado creciendo mucho más rápido. Factores como la bajada de los precios de las baterías o las normas más restrictivas sobre emisiones, además del mayor número de estaciones de carga, también ayudan.

Esto significa que se venderían en torno a 12 millones de vehículos eléctricos en 2025. Si incorporamos a esto un precio medio de 30.000 dólares, un generoso margen antes de impuestos del 12%, una tasa impositiva del 25% y un múltiplo de 18 veces para un mercado más maduro que sigue a pleno crecimiento, nos da un valor total para los accionistas de 590.000 millones de dólares para el mercado de vehículos eléctricos en su conjunto. Aplicando una tasa de descuento del 10% anual, se nos queda en 350.000 millones de dólares de hoy, justo 30.000 millones más que el valor que los inversores públicos y privados otorgan a Tesla, Rivian, Nikola y Fisker juntos.

Hay un problema, y es que los inversores dan por hecho que estas cuatro empresas tienen el mercado prácticamente asegurado. Pero resulta que los fabricantes tradicionales están invirtiendo cientos de miles de millones de dólares en la electrificación, y suyos son la mayoría de los 200 diferentes modelos que se prevé sean lanzados al mercado en los próximos cinco años. Los inversores van a tener que cambiar de coche a mitad de carrera.

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