La victoria de Apple revela que la UE tiene enemigos dentro
Bruselas se enfrentará a una dura oposición interna ante cualquier intento de imponer un impuesto digital
El vencedor de una batalla puede acabar perdiendo la guerra, pero la victoria de Apple en un proceso judicial por los 13.000 millones de euros de impuestos atrasados que la Comisión Europea ordenó que el gigante tecnológico pagase a Irlanda, revela los problemas a los que se enfrenta la comisaria de la Competencia europea, Margrethe Vestager, en la lucha más importante por la reforma del impuesto de sociedades.
El segundo tribunal de más alto nivel de la Unión Europea (UE) rechazó el miércoles la orden de la comisión. El tribunal estableció que el Ejecutivo de la UE no había superado el requisito jurídico establecido para demostrar que Apple se había beneficiado de una ayuda estatal ilegal a través de dos resoluciones fiscales que redujeron artificialmente su carga impositiva durante más de dos décadas, hasta un mínimo del 0,005% en 2014. Vestager todavía tiene que decidir si recurrirá el fallo, pero había mucho en juego en este caso, sobre todo porque Irlanda luchaba junto a Apple y contra ella.
La alianza entre la empresa y el país puede parecer extraña debido a que la pandemia de coronavirus ha abierto un boquete enorme en la economía irlandesa. Se prevé que el déficit presupuestario se dispare este año hasta los 30.000 millones de euros, o el 10% del PIB. Pero el tipo impositivo del impuesto de sociedades irlandés del 12,5% atrae a empresas extranjeras como Apple, Facebook y Twitter, que emplean a una de cada 10 personas en el país, a menudo en trabajos de alta remuneración que hasta el momento han demostrado que resisten mejor las crisis. El bando que ha elegido Dublín muestra que los países de la UE con bajos impuestos se mostrarán reacios a poner en peligro su empleo y su atractivo a largo plazo para las empresas extranjeras.
Esto significa que Vestager se enfrentará a una dura oposición interna dentro de la UE ante cualquier intento de imponer un impuesto digital en la región, y también a una feroz resistencia del Gobierno de Donald Trump. Con aliados como estos, Apple y otros gigantes tecnológicos tienen posibilidades de ganar no solo una batalla, sino también la guerra.