Galicia encara el desafío de la transformación industrial y demográfica
El nuevo Gobierno afronta retos que van desde Alcoa a la transción verde
Industria, turismo, comercio y pesca. El nuevo Gobierno de la Xunta de Galicia tiene varios frentes abiertos en materia económica para relanzar a la sexta comunidad autónoma que más contribuye al PIB español, y que también tiene importantes agujeros en materia demográfica, con un saldo migratorio negativo, uno de los mayores índices de envejecimiento del país y una cifra de población similar a la de comienzos de siglo, con menos de 2,7 millones de habitantes, un número que según la serie histórica del INE no se veía desde 2002.
La Xunta tiene además deberes en materia de reconversión industrial, con la fábrica de aluminio de Alcoa en el centro de un huracán que amenaza con hacerse más grande, y con la necesidad de encarar una transición verde clave para captar fondos europeos.
Por lo pronto, toca hacer frente a los efectos del coronavirus Covid-19 en la economía, que echó por tierra las buenas cifras de las que partía la región.
“Galicia estaba en plena recuperación de la crisis de 2008, habiendo recuperado niveles precrisis en bastantes magnitudes macroeconómicas”, explica el subdirector del Foro Económico de Galicia y profesor de Economía Financiera en la Universidad de Vigo, Patricio Sánchez. El año 2019 cerró con 145.000 desempleados, la menor cifra desde 2007; la tasa de paro cerró en el 11,74%, dos puntos por debajo del índice estatal; y el PIB superó al de la media del país. La pandemia, sin embargo, supondrá una contracción en la economía que se moverá, según calcula el Foro, entre el 8,5% y el 12,5% en 2020, lastrada principalmente por los meses más duros de la crisis. Según las estimaciones del Foro, el PIB de la región pudo caer hasta un 35% solo en abril, el mes más complicado para la actividad. “Esto traducido en dinero supondría una pérdida de uno de cada tres euros del conjunto de la economía gallega”, señala Sánchez.
Con todo, las previsiones de recuperación para Galicia son más halagüeñas que para el resto de España, principalmente por el peso de la industria y del comercio. Solo el sector industrial, por ejemplo, supone para la región casi un quinto de su PIB, dando empleo a más del 16% de la comunidad. También será determinante en este avance el hecho de que Galicia fuese la primera autonomía del país en superar las fases de la desescalada y en entrar en la nueva normalidad.
Lo primero que cabe esperar, prosigue Sánchez, es que no se produzca un rebrote o incluso un nuevo confinamiento. “Eso sí sería letal. A partir de ahí hay sectores que ya están recuperando niveles que podíamos llamar de crucero, y que deberían servir de tractor para el resto”. Falta por ver cómo se consolida el consumo y en qué medida se le da salida al ahorro que se ha ido acumulando estos meses.
El nuevo Gobierno de la Xunta, en opinión del subdirector del Foro, tendrá que “atender a las recomendaciones realizadas por el Comité de Expertos Económicos. Creo que su trabajo es un ejemplo que debería ser seguido en otras partes y, de hecho, algunas de las medidas adoptadas por el Gobierno Central van en esta línea”, argumenta Sánchez, que recuerda que la implantación de mecanismos como los Expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) o el apoyo a empresas estratégicas han sido claves en el proceso de reactivación económica.
A la hora de captar los fondos provenientes de la UE, aunque es cierto que las cuestiones ecológicas y medioambientales juegan un papel crucial, “mi impresión es que va a haber un aspecto todavía más importante como es la capacidad política de las respectivas administraciones”. En este sentido resulta determinante la “búsqueda de los mayores consensos posibles que abarquen todos los espectros de la sociedad, desde los políticos a los económicos, financieros, sindicales y empresariales”. Esa va a ser la piedra angular para tener éxito en la “captura” de fondos europeos, alega Sánchez. Parte de estas partidas también se destinarán a la cohesión y desarrollo rural, un tema clave en una región que cada vez pierde más población.
También debería tener peso en el nuevo Gobierno la problemática de Alcoa y, en general, “de toda la industria electro-intensiva”, que aunque se ha visto agravada por la crisis “ya existía antes”, y pone de manifiesto la necesidad de una “reformulación de la política industrial de la que tanto se habla, pero sobre la que la realidad demuestra que no se actúa lo suficiente”. Nuevamente en este caso, la capacidad de respuesta tiene que venir de la mano de un acuerdo político, “muy lejos de las disputas a las que asistimos hasta el momento”.
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