BBVA se prepara para encontrar la ‘ventaja cuántica’ en los servicios financieros
Trabaja en supercomputación cuántica para optimizar carteras y calcular el precio de los derivados, entre otros proyectos. Para ello colabora con el CSIC y con varias empresas
La computación cuántica tendrá una aplicación en la empresa en un plazo de dos a cinco años, según calculan los expertos de BBVA. Por ello, el banco español ha empezado a investigar las posibles ventajas de aplicar esta capacidad de cómputo en distintas áreas del negocio financiero, y lo está haciendo con la ayuda del CSIC y varias empresas.
Como explicó ayer Carlos Kuchkovsky, responsable global de Investigación y Patentes en BBVA, la entidad financiera colabora con el CSIC en el desarrollo de algoritmos cuánticos, la parte lógica de esta tecnología, mientras que con Accenture, Fujitsu y las startups Multiverse y Zapata están probando distintas opciones de hardware con tecnologías “inspiradas” o que simulan la computación cuántica o accediendo a servicios cuánticos en modo nube en diferentes pruebas de concepto.
“La computación cuántica nos da unas capacidades de cálculo hasta ahora imposibles para resolver problemas de una manera más rápida, más eficiente o que hasta ahora eran intratables con un potencial de coste energético menor”, resaltó Kuchkovsky, quien insiste que lo importante es poner el foco en “para qué sirve esta tecnología”.
Según detalló el directivo, BBVA empezó su viaje cuántico hace dos años en cuanto comprobó que esta tecnología iba a tener un impacto en los negocios en pocos años. El banco creó en 2018 un equipo multidisciplinar de matemáticos y profesionales de las finanzas que buscan esas áreas donde la computación cuántica puede representar un salto diferencial.
“El gran reto es encontrar qué problemas son realmente susceptibles de necesitar ser resueltos con la computación cuántica” para ayudar al negocio del BBVA, resaltó Escolástico Sánchez, matemático que dejó la CNMV para unirse al proyecto de BBVA y ahora lidera la disciplina de investigación y patentes.
Simulación y optimización
Sánchez indicó que encontraron en la optimización de procesos y la simulación de escenarios financieros “dos campos perfectos donde la computación cuántica puede aportar una ventaja frente a la tradicional”. “Estos son cálculos donde intervienen numerosas variables y dimensiones, y la cantidad de datos a procesar aumenta también de manera exponencial”, añadió el experto del BBVA, que indicó que en la actualidad algunos de estos problemas pueden llegar a requerir semanas de trabajo con ordenadores tradicionales. “Incluso algunos a día de hoy no podemos resolverlos”, dijo.
El BBVA ha desplegado hasta seis líneas de investigación y pruebas de concepto. Han desarrollado algoritmos cuánticos que ayudan a seleccionar las variables más relevantes de un conjunto amplio de datos, como pueden ser la selección de activos para construir un portafolio de inversión. Estos avances, según señalaron, se han puesto a prueba para mejorar el problema del seguimiento de índices bursátiles, una técnica que busca replicar el comportamiento de un índice bursátil mediante la selección de algunos de los activos que lo componen.
El BBVA también ha probado esta tecnología en la optimización estática y dinámica de carteras, pues a medida que se añaden activos a estas aumentan de manera exponencial las posibles combinaciones que pueden generarse y, por tanto, la cantidad de cálculos necesarios para obtener un resultado óptimo. Y no hay que olvidar que la rentabilidad que obtiene el cliente va ligada a esa optimización.
“La conclusión que hemos obtenido en el primer caso es que se obtienen mejores resultados con la computación cuántica a partir de los 100 activos o factores a introducir en cálculo”, dijeron.
Otras pruebas han tenido que ver con la optimización de procesos de credit scoring, del arbitraje de divisas y con productos financieros complejos, como la valoración y ajuste del precio de derivados.
España, fuente de talento en algoritmos
Los primeros ordenadores cuánticos empezaron en el año 2000, pero en los últimos años se ha producido un salto de los ordenadores cuánticos de la academia al sector privado. Ya hay algunas empresas que están construyendo sus propios ordenadores cuánticos (IBM y Google) y ya hay algunas soluciones comerciales que se pueden alquilar o comprar.
"El problema ahora es programarlos", señaló Diego Porras, científico titular del grupo QUINFOG (Quantum Information and Foundations Group) del CSIC. "España va un poco por detrás en términos de fabricación, pero hay una generación de investigadores con bastante nivel en desarrollo de algoritmos cuánticos y teoría de la computación cuántica", añadió Porras. “Somos buenos en programación cuántica y estamos en el momento preciso en el que hace falta responder para qué puede servir esta tecnología”, insistió el científico, que explicó que ahora mismo se están creando redes de colaboración para avanzar en esta tecnología.
El CSIC tiene un acuerdo con IBM, y aseguró que es muy importante seguir avanzando en crear este tipo de colaboraciones.
“Esta tecnología tiene un componente también geoestratégico y está provocando una gran competición entre Estados Unidos, China y Europa. Los expertos hablan de una auténtica guerra por dominar esta tecnología, y en el CSIC creemos que es importante participar en esta competición, y para poder sacar todo el potencial es clave que se produzca esa colaboración entre el espacio académico y el sector privado como la que se ha producido este año con BBVA", subrayó.
“Se pueden explotar sinergias enormes entre el CSIC y otras instituciones con ambiciones de innovación", destacó Porras, quien para concluir aseguró que la relación con BBVA ha permitido al CSIC comprobar que muchos de sus trabajos, que consideraban ciencia fundamental, tienen muchas aplicaciones reales.