Economía verde para acelerar la recuperación
El sector del gas, que ha demostrado disponer de una infraestructura sólida en esta crisis, puede ser un motor de crecimiento y creación de empleo
Hemos vivido en los últimos meses una situación sin precedentes a nivel internacional donde por motivos sanitarios, los gobiernos de los distintos países han adoptado decisiones de limitación de movimiento de los ciudadanos y paralización de la economía. Los efectos que esta paralización va a tener sobre el comportamiento del PIB son difíciles de cuantificar, pero la mayoría de los análisis de los expertos que he podido consultar estos días aventuran caídas del PIB de dos dígitos en España para el año 2020.
Decía Warren Buffett que “sólo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo” y esta crisis ha permitido que se pongan al descubierto algunas de las debilidades de nuestro modelo de desarrollo. Temas tan incuestionables hace algunos meses como la globalización o los modelos productivos deslocalizados, tendrán que revisarse de nuevo en este entorno donde la movilidad pueda estar parcialmente limitada durante algún tiempo. Tendremos que poner en tela de juicio si los recursos que se dedican en Europa a temas tan relevantes como la investigación (y no solo sanitaria) son suficientes o debemos reordenar nuestras prioridades. Sin olvidar reflexionar sobre si el estilo de vida propio del que disfrutábamos hace ya algunos meses era realmente sostenible a medio plazo y tan difícilmente gestionable como parece que queríamos creer. Esta reflexión merece especialmente la pena viendo el impacto positivo que ha tenido, sobre la calidad del aire y el nivel de emisiones contaminantes, el dejarlo de lado, aunque sea de una forma no voluntaria.
Durante este tiempo también hemos descubierto la importancia de la digitalización, de las comunicaciones y de la tecnología. Sin olvidar que durante estos complicados momentos hemos podido ver como afloraba una corriente imparable de solidaridad y de responsabilidad. La industria ha demostrado que además de ser motor de creación de valor y empleo para la sociedad, también es capaz de movilizarse para repartir alimentos, transportar material sanitario, facilitar esquemas de pago, reconfigurar procesos productivos para alinearnos a las necesidades más urgentes, y otros innumerables ejemplos de colaboraciones impulsadas desde las empresas y enfocadas en ayudar a las personas.
En un entorno donde parece que se acrecientan las corrientes de opinión que defienden la exclusividad de lo público, las empresas han demostrado que toman decisiones de una forma rápida, concreta y sobre todo efectiva mirando el beneficio social.
Ahora ya es momento de tomar también otro tipo de decisiones. Es momento de profundizar en las medidas que tenemos que llevar a cabo para reactivar la economía. Estas decisiones nos definirán como construimos este futuro.
En el sector de la energía y en el del gas en particular, no podemos olvidar que el reto de la transición energética hacia una economía descarbonizada sigue siendo prioritario. Todo lo contrario, el desarrollo económico que queremos fomentar para recuperar nuestra economía tendrá que venir de la mano de medidas compatibles con el futuro sin emisiones que queremos construir.
La semana pasada se aprobó llevar a Cortes el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Desde el sector gasista consideramos esta Ley como una oportunidad para contribuir a la recuperación económica y la descarbonización de la economía. La dinamización de la España rural, una movilidad más limpia con aire respirable, creación de empleo sostenible, eficiencia de los recursos, diversificación de fuentes de la energía. Estos son algunos de los puntos tratados por la Vicepresidenta Ribera, los cuáles no solo compartimos si no que ofrecemos soluciones equilibradas para conseguirlos.
El sector del gas, una de las energías más eficientes del mercado que está ayudando a los sectores a dejar atrás a otros combustibles más contaminantes como pueden ser los derivados del petróleo, dispone de una infraestructura sólida que ya ha demostrado estar preparada para garantizar el abastecimiento energético en situaciones de crisis. Pero además es un motor para la activación de la economía y la creación de puestos de trabajo.
Los avances en la digitalización de procesos y servicios asociados al gas, como la instalación de contadores inteligentes son un motor de generación de empleo a corto plazo. La sustitución de aproximadamente 7 millones de contadores supondría la creación de 50.000 puestos de trabajo en toda la cadena de fabricación, instalación y operación.
Desde el sector gasista se lleva trabajando años en I+D+i para aportar alternativas cada vez más responsables y protectoras con nuestro entorno. El gas renovable es uno de los proyectos más innovadores de los últimos tiempos, y que ofrece numerosas ventajas que no solo ayudan al medio ambiente, sino también a la economía del país.
Un claro ejemplo de ello es el biometano, el cual tiene un alto potencial de desarrollo tecnológico y se calcula que la aportación del sector al PIB ascendería a casi 500 millones de euros para 2030 con una tasa de crecimiento próxima al 50%. En esta misma línea, el desarrollo de esta tecnología podría crear un empleo total de entre 15.000 y 25.000 puestos de trabajo, entre los que se encuentran tanto empleos directos como indirectos. Además, los entornos rurales más vulnerables saldrían beneficiados ya que este tipo de gas ayuda a la fijación del territorio.
Por otro lado, y aunque esté en fase experimental, el sector apuesta por el hidrógeno y la tecnología Power-to-Gas. Por la diversidad de los recursos a partir de los que se puede producir, la utilización de esta nueva forma de energía dará una mayor seguridad de abastecimiento en el futuro y generará nuevos puestos de trabajo cualificados y de calidad.
El sector del gas está preparado para posicionarse como un motor de presente y futuro para el impulso de la economía, que necesariamente será verde. Para ello será necesaria la vinculación con todos los grupos de interés y las relaciones institucionales para poder avanzar más rápido y conseguir que sea una oportunidad. Potenciar aquellos sectores productivos que generen empleo y riqueza al país, además de contribuir simultáneamente a la lucha contra el cambio climático, es fundamental. El desarrollo de una economía verde será el vector de crecimiento clave para acelerar esta recuperación.
Rosa María Sanz es Presidenta de Sedigas
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