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Despedido por falsear el registro horario para irse de bares

El empleado, que trabajaba como albañil, abandonó hasta en siete ocasiones su puesto de trabajo para consumir bebidas alcohólicas

Alterar el registro horario puede conllevar la pérdida inmediata del empleo, especialmente si con ello se intenta esconder un comportamiento indebido. Así lo demuestra una reciente sentencia del Juzgado de lo Social número dos de Burgos, que ha avalado el despido de un empleado por falsear sistemáticamente los partes de actividad y consumir bebidas alcohólicas durante la jornada laboral.

En concreto, el trabajador, que ejercía como oficial de albañilería a tiempo completo, fue sorprendido en varios locales de ocio a pesar de haber declarado, por escrito, que se encontraba realizando unas obras de mantenimiento en un edificio. La sentencia (que puede consultar aquí) considera que esta conducta supone una transgresión de la buena fe contractual lo suficientemente grave como para justificar el cese disciplinario.

El informe del detective

Tal y como refleja el fallo, la empresa llevaba meses recibiendo quejas de clientes insatisfechos con el albañil, al que llegaron a acusar de provocar incidentes y de "no estar en condiciones desempeñar sus tareas". En base a estas informaciones, la compañía decidió contratar los servicios de un detective privado el 3 de junio de 2019 a fin de comprobar si efectivamente se estaba produciendo algún tipo de irregularidad.

Ese mismo día, el operario había recibido el encargo de comenzar la rehabilitación de una vivienda a las 8 de la mañana. Sin embargo, tal y como refleja el capítulo de hechos probados, se pasó prácticamente el día entero en varias bodegas del barrio, donde estuvo bebiendo cerveza y jugando con máquinas recreativas.

El dossieer del detective apunta que no fue un comportamiento aislado. El trabajador fue captado hasta en siete ocasiones en diferentes locales de ocio como bares y restaurantes en pleno horario de trabajo. A pesar de ello, al rellenar los partes de actividad no reflejó ninguna falta injustificada y, de hecho, declaró haber completado todas sus jornadas, de principio a fin.

Un castigo justificado

Tras comprobar el engaño, la empresa decidió poner fin a la relación laboral de manera unilateral y sin abonar ningún tipo de indemnización. El afectado, por su parte, reconoció los hechos, aunque llevó el caso a los tribunales por considerar que la sanción fue excesiva.

En su sentencia, Juzgado de primera instancia recuerda que, efectivamente, el despido disciplinario es el castigo más contundente que prevé la normativa laboral, de ahí que deba reservarse "para los casos más graves" y aplicarse con "proporcionalidad a los hechos imputados". En ese sentido, el juez considera que el falseamiento de los registros horarios se traduce en un abuso de confianza y una deslealtad que no deben ser tolerados.

Además, estima que las constantes ausencias injustificadas al puesto de trabajo para consumir bebidas alcohólicas no solo perjudican gravemente a la empresa (que ve retrasada la ejecución de las tareas encomendadas) sino que además provocan un grave riesgo laboral. Por todo ello, el magistrado concluye que hay motivos más que suficientes para declarar la procedencia del despido y desestimar la demanda.

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