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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Recomponer el empleo exige normas estables y apoyar la inversión

El carácter del aparataje productivo español requiere medidas concretas para actividades concretas, como el turismo, la restauración y el ocio

CINCO DÍAS

Los datos de evolución del empleo en mayo han dado un pequeño respiro tras el derrumbe histórico de marzo y abril, y en parte enseñan el camino para recuperar buena parte de lo perdido en los próximos trimestres. La afiliación a la Seguridad Social ha repuntado en casi 100.000 personas en mayo y el número de parados inscritos en las oficinas del servicio público de empleo ha aumentado en 26.573, una cantidad modesta que es a su vez el peor registro de esta variable en un mes de mayo. Con estos movimientos el alivio es muy limitado (sigue habiendo 886.000 cotizantes menos que hace un año y otros tantos parados más buscando empleo), pero queda claro que ambas variables han tocado fondo en el momento de mayor congelación de la actividad y ha empezado la recomposición de la parte más sensible de la economía. Casi 400.000 personas han abandonado los expedientes de regulación temporal en el que se refugiaron en marzo y abril (donde siguen cerca de tres millones) y con la desescalada se han incorporado de nuevo al trabajo, fundamentalmente en las actividades de servicios, comercio y construcción, una tendencia que se confirmará e intensificará en junio, cuando prácticamente todo el territorio pueda superar, aunque sea a ritmos distintos, el confinamiento.

Pero la velocidad, que debe respetar siempre la priorización de la protección de la salud, se antoja corta y falta por conocer cómo se va a recomponer el espacio de las más de 134.000 empresas que han desaparecido desde el 14 de marzo (una de cada diez inscritas en la Seguridad Social), en las que estaba alojado un volumen de empleo muy importante que costará más recuperar. Afiliación y registro muestran perfiles desestacionalizados muy negativos todavía en mayo (122.500 parados más y 70.800 cotizantes menos) que esconden esta subterránea destrucción de empresas, que se habrá frenado en mayo, pero cuya reconstrucción será desgraciadamente lenta.

El carácter del aparataje productivo español exige medidas concretas para actividades concretas, como el turismo, la restauración y el ocio, para mantener con constantes vitales empresas que no ingresarán sino una parte muy pequeña de sus ventas tradicionales; pero con carácter general las empresas y los inversores necesitan pistas explícitas de que se mantendrá disponible una legislación laboral flexible y amable con la contratación, una política de rentas salariales moderada y seguramente mecanismos fiscales que incentiven tanto la demanda como la oferta en los sectores que han mantenido los pilares de la economía en los últimos años, explorando otros nuevos que trae consigo la digitalización y el tránsito a la economía verde.

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