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SpaceX asume con éxito su papel en la carrera espacial privada

Los cohetes reutilizables de Elon Musk han recortado el coste de enviar carga o personas al espacio, pero su compañía valorada en 36.000 millones de dólares, tiene todavía que demostrar que unos menores costes se traducen en una mayor demanda

Imagen del despegue del cohete Falcon 9 de SpaceX, el encargado de llevar a los astronautas de la NASA Douglas Hurley y Robert Behnken hasta la Estación Espacial Internacional. Cabo Cañaveral, Florida, Estados Unidos, 30 de mayo de 2020.
Imagen del despegue del cohete Falcon 9 de SpaceX, el encargado de llevar a los astronautas de la NASA Douglas Hurley y Robert Behnken hasta la Estación Espacial Internacional. Cabo Cañaveral, Florida, Estados Unidos, 30 de mayo de 2020.Reuters

Aunque el gobierno estadounidense ya mandó seres humanos al espacio hace décadas, lo hizo a un alto coste. El pasado fin de semana, SpaceX demostró que el sector privado tiene la capacidad de hacerlo de forma más económica al llevar con éxito a dos astronautas hasta la Estación Espacial Internacional. Para la compañía de Elon Musk, valorada en 36.000 millones de dólares (32.315 millones de euros), este hito supone dos factores que serán claves a la hora de impulsar sueños aún más osados: dinero adicional y más capital político.

El lanzamiento tripulado fue todo un logro tecnológico – nunca antes se había encargado de ello una compañía privada y es el primero que se hace desde suelo estadounidense en casi una década. También fue toda una ganga. La NASA paga a SpaceX cerca de 55 millones de dólares por cada asiento según una estimación realizada por la propia agencia espacial desvelada el año pasado. Estados Unidos ha estado pagando 80 millones de dólares por plaza para poder usar los transbordadores rusos, y Boeing, cobra incluso más que esa cifra. 

Con todo, para SpaceX este éxito es menos impresionante desde el punto de vista financiero. Los astronautas no son un gran mercado. Menos de 600 personas han salido alguna vez de nuestro planeta. La demanda procedente del resto de ciudadanos, aunque altamente incierta, se perfila como algo más prometedor – el rival de SpaceX, la cotizada del Nasdaq Virgin Galactic, estima unos posibles ingresos anuales procedentes del turismo espacial que rondarían los 600 millones de dólares para 2023.

SpaceX ya sabe que unos costes más bajos no implican necesariamente una explosión en la demanda. Sus cohetes reutilizables han rebajado drásticamente el coste de poner mercancía o personas en órbita, tanto es así, que la firma creada en 2002 ahora controla una porción mayoritaria de este mercado comercial global. Pero incluso con estos cohetes, el número de lanzamientos cayó el año pasado en comparación con 2018. 

La empresa no se preocupa demasiado por el ámbito financiero y fuentes conocedoras de su salud en este aspecto ya han dicho en el pasado que opera con la idea de cubrir costes o de obtener un beneficio muy pequeño. De cualquier forma, Musk tiene sueños muy caros. Su plan de poner en órbita decenas de miles de satélites para proveer de servicio de banda ancha a nivel mundial requerirá mucho más capital que los 350 millones de dólares que la empresa ha conseguido recientemente. SpaceX estimó hace años que podría costar más de 10.000 millones de dólares. Llegar hasta Marte será incluso más caro. 

Un hipotético mercado civil podría ser una fuente de ingresos extra. Más allá de esto, el lanzamieto del sábado supone un gran impulso a nivel de respaldo político. Tener una empresa estadounidense remplazando a las extranjeras en un mercado tan importante y por menos dinero, suena bien en Washington. Esto puede ayudar a obtener subsidios, contratos y una legislación favorable en el futuro. 

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