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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los hábitos en el uso de tarjetas de crédito muestran el dilema de ricos frente a pobres

Los prestatarios con menos ingresos pueden volverse menos atractivos para las entidades durante la crisis

Efe

Los clientes de tarjetas de crédito de JPMorgan han gastado un 40% menos desde que comenzó la crisis de la covid-19, según un estudio efectuado por su grupo de análisis interno. Suena funesto para un banco comercial que tiene la sexta parte de sus préstamos en plástico. Pero en realidad, no es así de simple. El hábito de uso de la tarjeta de crédito en Estados Unidos, cuyo endeudamiento en tarjetas de crédito alcanza casi el billón de dólares, es una historia de los que tienen frente a los que no.

En tiempos normales, atender a los ricos o a los pobres es un intercambio. En términos simples, los clientes más ricos pagan tipos de interés más bajos y amortizan sus recibos con mayor regularidad. Buena parte de lo que generan los ricos en comisiones por operación va a parar también a ellos en forma de gratificaciones y devoluciones por compras, que se llevaron tres cuartas partes de los llamados ingresos de tasas de intercambio obtenidos por JPMorgan en 2019, y casi la totalidad de los del Citi.

Pero lo ajustados que se quedan en la tasa, lo compensan en otros lugares. Los clientes más ricos tienen de media más deudas en tarjetas de crédito en términos absolutos, incumplen los pagos con menos frecuencia, y son también más pródigos en gastos no esenciales. Eso es problemático para emisores a la caza de ricos, como Citi, JPMorgan y Bank of America, porque esas actividades están ahora interrumpidas indefinidamente. El estudio del JPMorgan Institute mostraba que el gasto con tarjetas cayó más rápidamente entre los clientes más ricos.

Eso no hace a los ricos menos apetecibles. A medida que su gasto cae, también caerán las generosas compensaciones que reciben de los emisores de tarjetas, lo que reduce el impacto sobre los ingresos. Por otra parte, los prestatarios más pobres pueden volverse menos atractivos. La Reserva Federal ha demostrado que están más endeudados en proporción a sus rentas, lo que indica que tienen más probabilidades de endeudarse en exceso en una crisis. Los cargos por demora que ayudan a compensar un mayor porcentaje de incumplimientos se están volviendo más difíciles de cobrar, ya que los bancos ofrecen condonar las sanciones a los afectados por la covid-19.

Los bancos son reacios a la hora de revelar aspectos esenciales de las tarjetas de crédito, como, por ejemplo, cuánto ingresan en concepto de cargos por demora en tiempos normales. Es comprensible, puesto que ninguno quiere que se piense que se aprovecha de una recesión profunda. Pero si la lección que los emisores sacan de la crisis es que los ricos se recuperan mientras los pobres se vuelven menos rentables, los que no tienen acabarán teniendo aún menos.

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