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El inversor ante los mercados bajistas: ¿por qué no debo preocuparme?

La receta para no sufrir con los periodos bajistas pasa por tener un plan y permanecer invertidos

“Mi fondo de inversión acumula importantes pérdidas, ¿reembolso ahora o espero unos meses más? Estamos en un mercado bajista y me preocupa seguir perdiendo dinero. Un amigo me ha dicho que es mejor que salga ahora y vuelva a entrar en unos meses, cuando todo esté más calmado. ¿Le hago caso?”.

Seguramente, a muchos de los que estéis leyendo este texto estas palabras os resulten familiares. La crisis sanitaria del COVID-19 ha creado un escenario sin precedentes a nivel mundial, que está pasando factura a todos los sectores de nuestra sociedad, y los mercados financieros no son una excepción. La falta de certidumbre sobre lo que va a pasar y cómo y a qué ritmo se va a producir la recuperación ha creado un clima de nerviosismo que, en el mundo de la inversión, se está materializando en inversores preocupados que temen perder su dinero.

Lo cierto es que la llegada del coronavirus ha hecho que las ganancias de 2019 queden en el olvido y que la mayor parte de los activos acumulen pérdidas en lo que llevamos de año. Si bien abril nos ha dejado una de las recuperaciones más rápidas y fuertes que se recuerdan, los números rojos continúan y en la retina del inversor sigue presente que en estos meses de confinamiento el Ibex firmó la peor sesión de su historia, que la bolsa de Estados Unidos marcó su mayor caída desde 1987 o que la volatilidad llegó a máximos que no se veían desde la crisis financiera.

Pero lo que el inversor tampoco puede ignorar es que, desde los máximos de hace casi dos meses de 82 puntos, el índice que mide la volatilidad -también conocido como el índice del miedo- ha caído hasta situarse en los 35 puntos, o que muchos índices ya han recuperado una gran parte de la caída de marzo.

¿Qué va a pasar en los próximos meses?

La realidad es que nadie lo sabe y, aunque hacer predicciones resulta tentador, acertar es solo cuestión de suerte. Intentar hacer market timing nospuede salir caro. Por eso, la mejor solución pasa por mantener la calma y permanecer invertidos -si no nos ha surgido ninguna necesidad inmediata de liquidez y siempre según nuestro plan financiero y plazo de inversión-, porque los mercados se pasan la mayor parte del tiempo subiendo.

Como recuerdan desde Hartford Funds, en los últimos 91 años los mercados han estado en positivo el 77% del tiempo. Las cifras también nos demuestran que la mitad de las mayores subidas diarias del S&P 500 de los últimos 20 años se han producidos en mercados bajistas -se dice que entramos en mercado bajista cuando los índices caen un 20% de sus máximos más recientes-. Un dato que refleja la importancia de permanecer siempre invertidos para poder beneficiarnos de las subidas a largo plazo y mitigar los efectos de la volatilidad en el corto plazo.

Desde la entidad también explican que los mercados bajistas son relativamente más cortos y, en proporción, menos intensos que los bajistas. Así, han calculado que la duración media de un mercado bajista es de 299 días, es decir, 10 meses, frente a los 1.003 días o 2,75 años que duran, de media, los mercados alcistas. También es importante saber que, de media, las bolsas pierden un 36% en mercados bajistas y suben cerca de un 112% en mercados alcistas.

Contextualizar las caídas dentro de nuestro plan financiero

Las estadísticas también reflejan que cada 3,6 años se produce un mercado bajista, por lo que, con un horizonte temporal de 50 años, lo normal es vivir cerca de 14 mercados bajistas. Es decir, sufrir caídas es algo normal y, sobre todo, esperable. Entonces, ¿por qué nos asustan tanto los periodos bajistas?

Para no ponernos nerviosos y evitar tomar decisiones cortoplacistas que nos lleven a salirnos del mercado antes de tiempo, es fundamental comprender que las caídas son una parte más del recorrido que tiene que vivir cualquier inversor para lograr la rentabilidad final que se había marcado cuando decidió acudir a los mercados financieros.

Además, si nuestras inversiones son el resultado de un buen ejercicio de planificación financiera y personal no tenemos que ponernos nerviosos porque estaremos invertidos en los activos adecuados para conseguir nuestros objetivos, según nuestro horizonte temporal y nuestro perfil de rentabilidad y riesgo.

Por eso es tan importante definir el “para qué invierto” antes que el “cuánto”. Contar un asesoramiento financiero personalizado nos va a ayudar a no sufrir con los momentos de caídas que, por otro lado, si tenemos liquidez y plazo pueden ser una oportunidad única para entrar en el mercado a mejor precio y rentabilizar más nuestra inversión.

El tiempo es, en definitiva, el mayor aliado de cualquier inversor. Si tenemos nuestro plan personal y financiero bien definido y contamos con carteras robustas, globales y diversificadas, conseguiremos nuestra rentabilidad final objetivo, incluso pasando por periodos de incertidumbre.

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