Un rescate europeo histórico en el que España ha sabido jugar sus cartas
Ahora restan por discutir los detalles del acuerdo, en una batalla negociadora que sin duda será reñida y compleja
Tras una primera reacción tibia y plagada de disensiones, largas semanas de negociación y una nueva reedición de los eternos recelos políticos entre la Europa del norte y la Europa del sur, la Unión Europea ha acordado por fin respaldar un histórico rescate de magnitudes inéditas para hacer frente a la gravísima crisis económica que provocará la lucha contra la pandemia de Covid-19. Los jefes de Estado y de Gobierno de los 27, reunidos en una cumbre celebrada por videoconferencia, alcanzaron ayer un principio de acuerdo para crear un Fondo de Recuperación que irá ligado al presupuesto plurianual de la UE y cuyo proyecto se presentará con una celeridad muy poco frecuente en el ámbito comunitario: antes del 6 de mayo.
El montante de los fondos movilizados estará en torno a 1,5 billones de euros, según cálculos de Bruselas, una cantidad extraordinariamente ambiciosa y que marca ya una diferencia sustancial entre este acuerdo y el modo en que Europa afrontó la gran crisis de 2008. Como advirtió ayer la presidenta del BCE, Christine Lagarde, presente también en la videocumbre, el gran riesgo que corre Europa en esta coyuntura histórica es hacer “demasiado poco demasiado tarde”. Lagarde, que ha sabido enmendar como presidenta del BCE su primera y débil reacción a la crisis, con la aprobación de un potente programa extraordinario de compras por 750.000 millones de euros, afirmó que la factura económica que la pandemia dejará en las economías europeas puede alcanzar, en el peor escenario, el 15% del PIB de la UE, y en uno intermedio, hasta un 9%.
Pese a que todavía quedan por conocer y concretar los detalles de este plan de recuperación, la decisión adoptada ayer constituye a priori una victoria política de las posturas maximalistas sostenidas por España e Italia frente a la férrea contención defendida por Austria, Dinamarca, Suecia o Finlandia. Aunque no se ha discutido siquiera la propuesta de emisión de coronabonos que España ha apoyado con tesón, el Gobierno ha sabido conducir con habilidad las negociaciones en esta ocasión y ha jugado bien sus cartas en Bruselas, un extremo en el que se evidencia la amplia experiencia europea de la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.
El rescate que Europa ha puesto sobre la mesa dista de ser un mero parche y se suma al paquete de 540.000 millones de euros aprobado previamente por el Eurogrupo. Ahora restan por discutir los detalles del acuerdo, en una batalla negociadora que sin duda será reñida y compleja, pero que parte ya de un reconocimiento coordinado, pragmático y realista del incierto y oscuro horizonte económico que afrontan en este momento Europa y el resto del mundo.
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