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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El mercado financia la escalada de deuda, pero precisa un plan de vuelta

Si no se lleva a cabo, la rendija abierta por la prima de riesgo será cada vez más holgada y la solución, más costosa

CINCO DÍAS

El Tesoro salió ayer al mercado a colocar 10.000 millones de euros en títulos de deuda con vencimiento a 10 años y el mercado le ofreció casi 100.000 millones, con lo que acabó aceptando 15.000. En la segunda emisión sindicada extraordinaria que realiza desde que se desató la crisis sanitaria y económica del Covid-19, los financiadores habituales pretendían comprar todo el papel que se emitiese, como ya ocurrió esta semana con otra emisión del Tesoro italiano, en el que la avidez por el papel fue desconocidamente alta. Pese a tratarse de emisiones de los dos países europeos más castigados por la pandemia del coronavirus y a haberse desatado ciertas dudas sobre la capacidad de repago expresada en las primas de riesgos de estos días, que escalan posiciones incluso con el paraguas acorazado que el BCE ha puesto sobre sus súbditos financieros, el mercado está dispuesto a financiar la escalada de deuda pública. Pero precisará también conocer en poco tiempo las condiciones de desescalada de esa escapada fiscal que tiene riesgos en un continente con malas experiencias en materia de finanzas públicas desde la crisis de 2008-2012.

Se han desplegado los superpoderes que en su día puso en marcha Mario Draghi, ahora con esa expresión de Christine Lagarde de que “no hay límites en el compromiso del BCE con el euro”. Pese a ello, en las últimas sesiones las curvas de rendimiento de los títulos de deuda españoles, y de los italianos, se están desplazando hacia arriba, abriendo huecos notables con las emisiones alemanas a los mismos plazos. De hecho, las letras a 9 o 12 meses, por las que hasta hace poco España cobraba en las emisiones, han pasado a suponer ya un coste para el Tesoro Público. Solo es una señal, pero que debe ser interpretada como una advertencia de que la crisis de la deuda no está en absoluto despejada, entre otras cosas porque Europa no termina de certificar qué está dispuesta a hacer por sus socios para evitar un colapso como el que estuvo a punto de producirse en 2011-2012.

Dado que no hay respuesta definitiva, ni cálculo del coste ni de condicionalidad que pueda exigir Europa, el Tesoro debe emitir para cebar su caja de resistencia ante lo que viene. Ya estira todo lo que puede las emisiones, y ayer logró colocar 15.000 millones cuando su primera intención era solo de 10.000. Pero para mantener la confianza de los financiadores debe ponerse sobre la mesa pronto un plan de desescalada de la deuda, que puede llegar ahora hasta cerca del 120% del PIB. Hay que ofrecer un escenario creíble de recomposición del crecimiento, del empleo y de rigor en las cuentas públicas. Si no es así, la rendija abierta por la prima de riesgo será cada vez más holgada y la solución, más costosa.

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