Un respaldo estratégico para el sector de la automoción
La industria ofrece una grave radiografía de los daños provocados por la hibernación forzosa tanto en matriculaciones como en fabricación de vehículos
Los efectos de la cuarentena para luchar contra la epidemia de Covid-19 y las destructivas consecuencias que la paralización de la actividad está teniendo sobre las empresas comienzan a hacerse visibles, especialmente en aquellos sectores directamente relacionados con el consumo. La industria del automóvil realizó ayer una demoledora radiografía de los daños provocados por esta hibernación forzosa tanto en matriculaciones como en fabricación de vehículos. Las ventas de turismos y todoterrenos registraron en marzo su segundo peor dato desde 2000, primer año del que se tienen registros, al sufrir un desplome del 69%, según datos de las asociaciones de fabricantes, concesionarios y vendedores. Los concesionarios prevén que dejarán de facturar en torno a 2.500 millones de euros y que se presentarán expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por causa de fuerza mayor que afectarán a unos 151.000 trabajadores en toda España. La producción de vehículos también caerá entre un 50% y un 60% en marzo, aunque las cifras aún son provisionales. Hasta ahora se ha llevado a cabo el cierre temporal de 12 factorías.
Las cifras que han aportado las patronales no tienen precedentes en su gravedad y revelan una paralización de la industria cuyas consecuencias pueden ir mucho más allá de la coyuntura que determina el actual estado de alarma y determinar el futuro inmediato del sector. Desde las asociaciones se reclamaban ayer de forma unánime medidas de apoyo específico por parte del Gobierno para afrontar con mayores garantías un proceso de recuperación que debería ser lo más rápido posible y dejar las menores secuelas a fabricantes, concesionarios y vendedores en términos de competitividad, cuota de mercado y empleo. El sector propone la habilitación de un fondo extraordinario que incluya ayudas a la compra para la renovación del parque, una fórmula que parece razonable no solo por el valor estratégico que esta industria tiene para la economía, sino también por el reto añadido que afronta el sector en cuanto al proceso de descarbonización y transición a vehículos limpios, que debe llevar a cabo toda la industria europea de automoción y que puede reforzarse con ayudas a la renovación.
El sector de automoción español demostró durante la última crisis económica una ejemplar capacidad de sacrificio por parte de empresarios y trabajadores a la hora de ajustar costes y de crecer en eficiencia y competitividad. Son credenciales especialmente valiosas en estos momentos y un modelo a tener en cuenta ante el incierto y grave horizonte que afronta no solo España, sino el conjunto de la economía global