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Breakingviews
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Lagarde demuestra ser una digna heredera de Mario Draghi

Que compre deuda griega aunque no tenga grado de inversión es un precedente útil para el futuro

Christine Lagarde, el 12 de marzo.
Christine Lagarde, el 12 de marzo.Thomas Lohnes (Getty Images)

Christine Lagarde está construyendo su legado temprano y rápidamente. Menos de cinco meses después de tomar el mando, la jefa del Banco Central Europeo anunció el miércoles por la noche planes para comprar activos por valor de 750.000 millones de euros. Eso arregla algunos de los problemas que asolan la zona euro. También refuerza su derecho a reivindicarse como una digna heredera de Mario Draghi.

Una reunión de emergencia del BCE a última hora del miércoles conjuró el nuevo Programa de Compras de Emergencia por Pandemia para contrarrestar la dramática desaceleración económica provocada por el brote de coronavirus y para aliviar el alboroto del mercado, que amenazaba a la transmisión de la política monetaria.

Si se añaden las compras que ya se están realizando, el BCE gastará casi 1,1 billones de euros en activos financieros este año. Eso equivale a aproximadamente el 9% del producto interior bruto de la zona euro e incrementará en casi el 40% las reservas de bonos que poseía el banco central a finales de febrero.

El paquete de Lagarde se elaboró incluso más rápido que las políticas que ideó Draghi en 2012 para respaldar su promesa de hacer lo que fuera necesario (“cueste lo que cueste”) para salvar la moneda única. El italiano sentó muchas de las bases, pero el plan de su sucesora francés es, además, más flexible.

En primer lugar, el BCE puede desviarse de una norma autoimpuesta que le exige comprar bonos del Estado en proporción a la participación de cada país en el banco central. Eso le da margen para centrarse en los mercados de bonos donde las tensiones son más pronunciadas, como la deuda pública italiana.

En segundo lugar, comprará bonos del Gobierno griego, aunque no tengan grado de inversión y, por lo tanto, no eran aptos previamente para las compras del BCE. Eso sienta un precedente útil si otros países se meten en problemas más profundos.

Tercero, el banco central añadió pagarés no financieros a la lista de activos que compraría, siguiendo movimientos similares de la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra. Eso aliviará a las empresas con problemas para emitir deuda a corto plazo que utilizan para satisfacer las necesidades cotidianas.

Además, Lagarde logró todo esto sin asumir riesgos por su cuenta, como hacía Draghi a menudo. Su estilo colegiado probablemente ayudó a acelerar la decisión. Es cierto que el BCE no dijo que la decisión fuera unánime, algo que suele subrayar cuando no hay objetores. Y Lagarde se había complicado la tarea la semana pasada con una metedura de pata que hizo subir los rendimientos de los bonos del sur de Europa.

Aun así, la rápida decisión hace brillar su pretensión de ser una líder fuerte por derecho propio.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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