El BCE se reúne de urgencia para intentar atajar la crisis de deuda por el coronavirus
El euro se da la vuelta ante una posible bajada de la tasa de depósito
El BCE acelera la respuesta a la crisis del coronavirus. El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo se reúne a esta hora de urgencia, según Bloomberg. Comandados por su presidenta, Christine Lagarde, la máxima autoridad monetaria de la Zona euro trata de coordinar un nuevo paquete de estímulos para tratar de contener lo que parece una incipiente crisis de deuda en la Zona euro.
Los tipos en Europa llevan ya años en el 0%. Y parece poco probable que Lagarde decida explorar el territorio expedito de los tipos en negativo. El mercado ya barajaba que recortase la tasa de depósito, que actualmente está en el -0,5%, en la cumbre de la semana pasada. Y parece que esa idea ahora cobra fuerza. El euro ha respondido a la noticia con alzas en su cruce frente al dólar y se ha recuperado de unas caídas que llegaban al 1,5%.
Todo apunta a que el BCE prepara un nuevo bazuka de medidas monetarias. El gobernador del Banco de Francia, miembro del consejo del BCE y uno de los candidatos al puesto de presidente que más sonó en primavera, François Villeroy, ha afirmado en una entrevista con el diario Les Echos —que se publicó mientras la cumbre ya había arrancado— que el BCE está determinado a actuar contra la fragmentación del euro. De forma paralela, el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, ha asegurado que el instituto emisor debería usar todos sus instrumentos disponibles "rápida y masivamente".
La cumbre, que mantienen los banqueros centrales de forma telemática de acuerdo con las fuentes citadas por la agencia de noticas, culmina un día de curvas en la deuda europea. Por la mañana, uno de los halcones más aguerridos del banco central —Robert Holzmann, el gobernador del Banco de Austria— afirmó que la munición del BCE para combatir la crisis estaba al límite. La propia institución le desmintió automáticamente con un comunicado.
Pero el daño ya estaba hecho. La rentabilidad exigida a los bonos de la Europa periférica (fundamentalmente, de los españoles e italianos) galopaba como en tiempos de la crisis de deuda. Y, al mismo ritmo, lo hacían sus primas de riesgo. Los tipos del bono español a 10 años llegó a marcar el 1,3% y la diferencia con los del alemán se encaromó hasta los 170 puntos básicos. El BCE solo consiguió contener la hemorragia pasando de las palabras a los actos. Y empezó a comprar deuda italiana para cortar el ascenso de su deuda.
El mercado también reaccionó ante dos cuestiones clave. Uno es la posibilidad de que Bruselas libere los 410.000 millones del fondo de rescate europeo (MEDE) para apoyar a la economía comunitaria, que según publicó la prensa alemana el BCE espera que se contraiga un 5% y entre en recesión. La segunda, mucho más controvertida, es que Alemania por fin acepte la emisión de un bono comunitario.
En el trasfondo resuenan las palabras de la propia Lagarde hace una semana. La que un día fue abogada, ministra de Economía y presidenta del FMI pasaba su primera prueba de fuego en su recién estrenada tarea como banquera central. Y defraudó al mercado. Tanto es así que tanto el Ibex como el resto de índices europeos sufrieron la peor sesión de su historia.
"Nuestra tarea no es bajar las primas de riesgo", dijo Lagarde. Unas palabras que resonaron en los mercados de deuda, frente al "haré lo que sea necesario para salvar al euro" de su predecesor, Mario Draghi. Lagarde decidió en esa cumbre ampliar a 120.000 millones el programa de compras de deuda, así como activar diversos mecanismos de liquidez para la banca.
Tanto la Fed como el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón ya han tomado decisiones similares en las últimas semanas. La Reserva Federal decidió este domingo bajar los tipos de interés hasta el 0% y activar un bazuka de liquidez de la mano del resto de los bancos centrales. Previamente los había recortado otros 50 puntos básicos en otra cumbre de urgencia.