Pirineo de Girona: turismo activo, familia y acción
Desde Ripoll a Olot, tres comarcas y una aventura
Enamorados de San Valentín, esperamos que hayan disfrutado su escapada romántica porque la siguiente apunta al norte, a la montaña, y huele a aventura. Desde el cabo de Creus hasta Andorra se despliega el pirineo de Girona como un inmenso parque de atracciones montaraz reservado a los que no teman tomarle el pulso en clave de turismo activo y, sobre todo, en clave familiar. Vuelos en globo, rutas en raquetas de nieve, vías verdes y vías ferratas...
Un ‘parque de atracciones’ de montaña a su disposición
Exploramos este territorio abrupto y cambiante de cumbres nevadas que acarician los 3.000 metros, valles tallados por el curso de ríos como el Ter y el Freser; un altiplano tan soleado como Almería, y otro con tantos volcanes como Tenerife. Estas son las actividades en familia para exprimir lo que queda de invierno en el pirineo gironés.
El Ripollés en cremallera
Entre los valles de Camprodón, Ribas y Nuria, y picos como el Bastiments (2.881 metros) o el Puigmal (2.913), la comarca del Ripollés da la bienvenida al viajero desde su capital, Ripoll (10.686 habitantes), y le invita a descubrir su extenso catálogo de turismo activo. ¿Alguna idea?
Al norte, en la localidad de Ribas de Freser (1.754 habitantes) parte el tren de cremallera (16 euros) hacia el valle de Nuria, o la cuna del excursionismo catalán. En Ribas, además, pequeños y mayores descubrirán la vía ferrata de la Roca de la Creu (1 hora) como la mejor manera de iniciarse en la escalada, equipados con casco, arnés y asegurador.
El santuario de la Virgen de Nuria está situado en el corazón de este valle pirenaico, a 2.000 metros de altitud, solo accesible en ferrocarril de cremallera o caminando desde Queralbs. Esquíe en su estación invernal, con un dominio de 7,6 kilómetros, porque, en palabras del guía Marc Umber de la empresa Oxineu, “quien sabe esquiar aquí, sabe esquiar en todos lados”.
También puede atreverse con cualquiera de las rutas de senderismo o en raquetas de nieve para recorrer este entorno idílico de rebecos y muflones.
La Cerdaña y sus vistas
La carretera N-260 serpentea rumbo oeste hasta la comarca de la Cerdaña, nuestra siguiente parada pirenaica. Las estaciones de La Molina y Masella contentarán a los que no conciban una escapada montañesa sin un forfait. Si compra aquí el conjunto (48 euros), podrá esquiar en ambas en el dominio de Alp 2500, con 145 kilómetros de pistas por bosques de pinos desde una cota de 2.380 metros.
La Masella cuenta a su vez con la mayor oferta de esquí nocturno de toda la península, y La Molina, con un parque de aventura ideal para niños, con tirolina, paintball e incluso el escape room Alerta Alud.
Tras tomar el teleférico, Xavi Fanlo, guía de la empresa Altitud Extrem, lidera la expedición en raquetas de nieve hacia el refugio del Nido del Águila (2.537 metros), donde las puestas de sol son tan impresionantes como las vistas de todo el valle de la Cerdaña. Y hablando de vistas… La empresa Camins de Vent organiza vuelos desde 150 euros para contemplar a vista de pájaro esta extensa depresión (1.086 km2) entre España y Francia que presume de ser el valle más soleado de Europa.
La Garrocha en erupción
Nuestro último destino del pirineo gerundés nos conduce hacia la tierra de los volcanes de Cataluña. El río Fluviá atraviesa coladas basálticas con formas imposibles, espesos bosques de haya y hasta 40 cráteres en esta reserva. Bienvenidos a la Garrocha.
Desde Olot, explore en familia el Parque Natural de la Zona Volcánica (120 km2), pedaleando por la vía verde del Carrilet hasta el valle de Bas, en un carruaje de caballos (10 euros) por el hayedo de Jordán o caminando hasta el interior de volcanes como el Croscat o el de Santa Margarita.
Guía de viaje
Dónde dormir. En Ribas de Freser, Resguard del Vents es un hotel tranquilo, situado en solitario sobre una ladera con las mejores vistas del valle de Ribas. Tiene 17 habitaciones silenciosas y elegantes de estilo rural, además de un completo circuito de spa y restaurante con productos del Ripollés. Ideal para descansar tras una jornada de montaña. Desde 200 euros.
Dónde comer. También en Ribas, el restaurante Els Caçadors celebra en 2020 cien años de buen hacer y respeto por la cocina catalana. Con productos de proximidad que nutren una carta extensa con elaboraciones sencillas. Pruebe los calamares a la romana, un clásico en el lugar, los arroces o los calçots, que ya es temporada. Dónde aprender. En Mas Garganta, una masía del siglo XIV reconvertida en un precioso alojamiento rural perdido en la Garrocha. Inés Puigdeval lleva 20 años con este proyecto que trasciende el ámbito hotelero, ya que cuenta con escuela Waldorf, talleres de yoga y de cocina macrobiótica a cargo del chef Matthias Hespe.
Dónde escalar. En la vía ferrata de la Roca de la Creu, en Ribas. Con 194 metros de desnivel. Ideal para principiantes sin vértigo.