La fusión Alstom-Bombardier tiene menos visos de descarrilar
Tiene menos solapamiento en Europa que con el negocio ferroviario de Siemens
Después de que Bruselas bloqueara la opción preferida de Alstom, la unidad ferroviaria de Siemens, el grupo francés va a pagar 7.500 millones por la de Bombardier. Dado el dominio de la china CRRC, la soltería no era una opción. Y las posibilidades de otra luz roja antimonopolio deberían ser menores.
Alstom se pondrá en un claro segundo lugar mundial, con unas ventas anuales combinadas de 16.000 millones. La operación es compleja: Alstom la financiará parcialmente emitiendo nuevas acciones al copropietario Caisse de Depot et Placement du Quebec, que será el principal accionista del grupo. Pero es un paso oportuno. El tráfico ferroviario crece un 3% al año a medida que sube la población urbana y los países tratan de bajar sus emisiones de CO2. Seguirá estando lejos de la estatal CRRC, que podría alcanzar ventas de casi 35.000 millones este año.
¿Puede hacerlo mejor Alstom que Bombardier? No debería ser difícil. Los trenes de esta tienen historial de llegar tarde o superar el presupuesto, además de la distracción de su rama de aviación. En 2019, las ventas cayeron un 7% y el ebitda un 75%. El resultado es que Alstom pagará precio de ganga, a solo 10 veces el beneficio operativo esperado para este año, frente a las casi 18 veces a las que cotiza ella.
Luego están los 400 millones de sinergias que, según Alstom, deberían surgir cuatro años después de que se complete el acuerdo. Más los 600 millones de ebit que se espera que genere este año la unidad comprada, suman unos 720 millones de beneficio operativo neto después de impuestos: un rendimiento cercano al 10% sobre el desembolso de 7.500 millones, después de incluir los pasivos por pensiones.
Por último, pero no menos importante, está Bruselas. Las dos empresas generan casi dos tercios de sus ingresos en Europa, pero tienen menos solapamiento en el mercado de material rodante y señalización de alta velocidad que Alstom y Siemens. Eso hace menos probable que la Comisión Europea pise los frenos de competencia, lo cual no haría más que fomentar que el tren chino se desbocara.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías