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Renault entra en pérdidas por primera vez en 10 años debido a la menor contribución de Nissan

Las pérdidas de Nissan y un mal resultado operativo hunden las cuentas del grupo

Imagen de un modelo híbrido del Renault Clio.
Imagen de un modelo híbrido del Renault Clio. REUTERS
CINCO DÍAS

La empresa recortará el dividendo a cuenta de los resultados de 2019 hasta abonar un total de 1,10 euros por acción, un 69% menos que los 3,55 euros distribuidos a cuenta de 2018. El resultado operativo, 2.110 millones, quedó lejos de las previsiones de los analistas de 2.650 millones.

Para este año las perspectivas no son mejores: la firma augura una caída del mercado mundial. Antes incluso de registrar un posible impacto por la epidemia del coronavirus en China, Renault calcula que su facturación en 2020 se mantendrá en el mismo nivel que el año pasado, mientras que su margen operativo se quedará en una horquilla del 3-4%, por debajo del 4,8% de 2019, con un flujo de caja positivo antes de integrar costes de reestructuración. La facturación descendió un 3,3%, hasta 55.537 millones 

Las razones del hundimiento de las cuentas de la corporación en 2019 fueron el descalabro de la contribución de sus socios chinos y Daimler, pero sobre todo de Nissan. La firma nipona contabilizó unas ganancias netas de 39.273 millones de yenes (327,5 millones de euros) en los nueve primeros meses del año fiscal 2019-2020, que va de abril a diciembre del año pasado, lo que se traduce en un fuerte descenso del 87,6% en comparación con el mismo periodo del ejercicio precedente.

De este modo, contribuyó con 242 millones de euros a los resultados de Renault el pasado año, tras los 1.509 millones de 2018. Los socios chinos y Daimler, en conjunto, acarrearon un agujero de 432 millones de euros, frente a los 31 millones positivos de un año antes.

Desplome en Bolsa

Las acciones de Renault se hundían este viernes por la mañana en la Bolsa de París tras el anuncio de los resultados y la revisión a la baja de sus expectativas. Los títulos de la multinacional gala bajaban un 4,48 % apenas media hora después de la apertura del mercado parisino y eran el valor del índice selectivo que, con diferencia, más perdía en ese momento, cuando el CAC-40 descendía un 0,09%.

Tanto Renault como Nissan han vivido un año particularmente complicado, marcado por la detención de Carlos Ghosn -ahora huido de la justicia japonesa- y las dudas sobre el futuro de la alianza de Renault y Nissan, gran apuesta del exdirectivo brasileño.

La tormenta empresarial se saldó con la salida del sucesor de Ghosn al frente de Nissan y del consejero delegado de la propia Renault. Luca de Meo, expresidente de Seat, asumirá el cargo en julio.

Nissan se desplomó un 10% en la Bolsa de Tokio hoy tras publicar sus cuentas el jueves. También recortó más del 80% el dividendo, decisión que afecta en gran medida a Renault, que tiene el 43% de la japonesa.

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En todo caso, y más allá de lo que hicieron sus socios, el negocio habitual de Renault tampoco fue positivo. Las ventas se hundieron en mercados como Argentina, Turquía y Argelia. Las matriculaciones del grupo del rombo cayeron globalmente un 3,4%, hasta 3.753.723 vehículos. Además, el fabricante tuvo que encajar un efecto negativo por la disminución del peso de las matriculaciones de vehículos diésel.

La francesa, aunque vende pocos coches en China, sí tiene una fábrica junto con su socio local Dongfeng, precisamente en la ciudad de Wuhan, epicentro del coronavirus. La empresa, además, depende de componentes fabricados en China para su cadena de producción.

No descarta el cierre de plantas

Los malos resultados de Renault en 2019 y unas perspectivas nada halagüeñas para 2020, han llevado al grupo francés a anunciar un tijeretazo de al menos 2.000 millones de euros en tres años en su estructura, sin que se descarte el cierre de plantas de producción.

"No excluimos nada, ni siquiera poner el cerrojo a fábricas en Francia", ha afirmado este viernes la consejera delegada interina de la empresa, Clotilde Delbos, en la presentación de resultados.

Delbos no quiso entrar en detalle porque, aunque tienen algunas ideas encima de la mesa, "no están suficientemente maduras" y deben discutirlas primero con los otros miembros de la alianza. Además, el actual equipo directivo, que debe asegurar la transición hasta la llegada en julio del nuevo 'número uno', Luca de Meo, no puede atar totalmente de pies y manos al ejecutivo italiano con un plan de ajuste en el que no haya podido intervenir.

No obstante, la directiva advirtió de que tampoco pueden quedarse de brazos cruzados hasta entonces, por lo que se van a revisar todos los costes de estructura, incluidas las implantaciones industriales y activos que no se consideren estratégicos, y que nadie puede pensar en que los 180.000 empleados del grupo no se verán afectados.

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