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Breakingviews
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los inversores de Tesla se alejan de la realidad

Su valoración solo tiene sentido en escenarios improbables en varios años

Coches Model 3 de Tesla, en su fábrica de Shanghái (China).
Coches Model 3 de Tesla, en su fábrica de Shanghái (China).REUTERS

Tesla muestra algunos números alentadores en sus ganancias del cuarto trimestre publicadas el miércoles. El precio promedio por coche superó por un poco el 3% de los tres meses anteriores hasta casi los 56.000 dólares, incrementando los ingresos generales en más del 17%. El efectivo disponible superó los 6.000 millones de dólares. Y el negocio de energía continuó con su recién estrenado crecimiento.

Pero no hay señales de nada que justifique los 104.000 millones de dólares de valor de mercado que los accionistas asignan al fabricante de coches eléctricos de Elon Musk, por no hablar de los 12.000 millones adicionales que agregaron después del cierre de mercado.

El fabricante del Model 3 ganó 105 millones de dólares en el trimestre octubre-diciembre. Eso marca una disminución del 26% con respecto al trimestre anterior, a pesar de que los ingresos aumentaron casi una cuarta parte.

Hay dos razones para ello. Primero, el coste de generar los ingresos –gastos de fabricación y compensación, por ejemplo– creció tanto como la línea superior. Los gastos operativos, incluyendo investigación y desarrollo, subieron un 11%. Eso ya dejó las ganancias antes de impuestos un poco por debajo de lo mostrado en el tercer trimestre. Pero por culpa de la venta de más coches en el extranjero, el tipo impositivo de Tesla se disparó hasta el 24% desde el 15%.

Por supuesto, esto puede ser señal de empresa en crecimiento que madura lentamente. Eso también se puede aplicar a la inversión extra que tiene que hacer Tesla, no solo para construir más fábricas, sino también para proyectos futuros: los gastos de I+D y de capital llevan varios trimestres acumulándose en vía lenta y es probable que aumenten.

Pero Tesla sigue sufriendo múltiples quejas –amplificadas, por supuesto, en Twitter– que detallan horribles problemas para conseguir que se revisen los coches. Y las denuncias de que sus vehículos combustionan espontáneamente o sufren problemas de aceleración repentina obtienen mucho tiempo de emisión en los medios.

Incluso sin estos elementos, sin embargo, su valoración en el mercado de valores solo tiene sentido en uno de estos tres escenarios: que pronto sea capaz de vender de forma sostenible unos 3 millones de coches al año, según nuestros cálculos; que pronto se convierta en un proveedor masivo de vehículos autónomos; o una mezcla de ambos.

Cualquiera de estos acontecimientos puede llegar a suceder. Pero ninguno se da en este momento, ni es probable que lo haga durante varios años, al menos. Valorar empresas consiste en evaluar los resultados probables. Los accionistas de Tesla han perdido el contacto con esa realidad.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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