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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un nuevo factor de riesgo para el crecimiento de la economía global

Hay que prepararse para la posibilidad de que la crisis del coronavirus en China pueda alterar las previsiones para 2020

CINCO DÍAS

Mientras medio mundo observa con preocupación los esfuerzos de Pekín por controlar la neumonía de Wuhan, el coronavirus que golpea China ha contagiado ya a los mercados internacionales y ha teñido de rojo los parqués. Con una caída del 2,05%, el Ibex 35 fue ayer la Bolsa europea menos castigada por el pánico de los inversores, que se apresuran a deshacerse de los activos más expuestos a la crisis sanitaria en el país asiático. Una emergencia epidémica cuyo impacto en la economía china es por ahora una incógnita, como también lo son las consecuencias que pueda tener sobre una economía mundial cada vez más interconectada.

Aunque los analistas tratan de anticipar posibles escenarios haciendo paralelismos con la última de las grandes epidemias que ha vivido el país –la provocada por el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) en 2003– ni la economía china es hoy la misma de entonces ni su peso en el comercio mundial es ahora comparable con el que tenía en aquel momento. La pandemia desencadenada por el SARS afectó a 37 países, causó casi 800 muertos y pasó una factura al PIB de China del 1,1%, al de Hong Kong del 2,5% y al de EE UU del 0,1%. Aparte de que todavía es pronto para estimar con rigor el potencial infeccioso del virus de Wuhan, especialmente en un régimen autoritario y tan opaco como el chino, las relaciones comerciales de Pekín con el resto del mundo han crecido exponencialmente en los últimos 15 años, por lo que los riesgos de una desaceleración más fuerte de lo previsto son de extrema importancia para la evolución de la economía global. Al tiempo, tampoco el crecimiento del país asiático es tan fuerte ahora mismo como lo era el año en que irrumpió el SARS. Mientras en 2003 China crecía a un ritmo del 10%, las previsiones más actualizadas apuntan a que Pekín afrontará un progresivo enfriamiento desde el 6,1% el año pasado hasta el 5,8% en 2021; todo ello sin contar con el impacto de la epidemia.

Las autoridades chinas han reaccionado con mayor rapidez que en otras ocasiones y los microbiólogos aseguran que la neumonía de Wuhan es menos peligrosa que otros virus respiratorios, pero aún así la economía mundial debe prepararse para lidiar con un nuevo factor de riesgo que puede alterar las previsiones de crecimiento para 2020. De momento, el mercado está castigando a los activos más sensibles al brote (compañías aéreas y turismo) y premiando a los más demandados para hacerle frente (farmacéuticas y material sanitario). Pero hay que recordar que China no es ya el gigante dormido que temía Napoleón, sino la segunda potencia económica del mundo, por lo que nada de lo que en ella ocurra puede dejar de tener serias consecuencias para el resto del globo.

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