Lagarde emprende hoy la revisión estratégica del BCE con una ejecutiva renovada
No se esperan novedades de la reunión, a pesar de la ligera mejora del entorno económico
El BCE sigue escudriñando los efectos del ambicioso y controvertido paquete de medidas de estímulo aprobado el pasado mes de septiembre, en la recta final del mandato de Mario Draghi. La presidenta de la institución desde noviembre, Chistine Lagarde, no se ha limitado a poner el piloto automático y ha abierto un proceso de revisión de la estrategia del BCE y de análisis de la efectividad de las herramientas monetarias empleadas hasta ahora del que se esperan nuevas pistas de la reunión de hoy.
El Consejo de Gobierno se reúne hoy en Francfort, en la segunda cita de Lagarde en la presidencia, y la revisión estratégica será uno de los puntos de mayor interés del encuentro. El otro estará en la valoración de la situación económica actual, después de que Lagarde reconociera en el encuentro de diciembre que "los riesgos son menos pronunciados" y que se apreciaban ciertas señales de estabilización económica.
La cita de hoy será también la primera a la que asistan los dos nuevos miembros del Comité Ejecutivo del BCE, la alemana Isabel Schnabel -en sustitución de la dimitida Sabine Lautenschläger- y el italiano Fabio Panetta, que releva al francés Benoit Coeuré. "Esperamos que el debate en la ejecutiva del BCE esté menos polarizado a consecuencia de estos cambios", apuntan en Goldman Sachs, donde destacan el perfil más moderado y pragmático de Schnabel. Lagarde ha dado a la banquera alemana poderosas competencias en el BCE: el seguimiento de las compras de deuda y de la implementación de las políticas de la institución.
Lagarde ya anunció en diciembre que la revisión del mandato estratégico del BCE da comienzo este mes. Los inversores aguardan detalles de un proceso que se desarrollará a lo largo del año y que debería estar completado a finales de 2020. La definición del objetivo de inflación en la zona euro es el tema central y lleva sin modificarse desde 2003, cuando se estableció que debe estar cerca del 2%, aunque por debajo. Pese a los múltiples estímulos, el BCE sigue sin aproximarse a ese nivel y no ha conseguido tampoco elevar las expectativas de inflación.
En Goldman Sachs apuntan a un objetivo más flexible del 2% y en Nomura apuntan a un 2% de forma explícita. Tal objetivo, más ambicioso, sería el modo de dar más compromiso a la política del BCE con el control de precios, una postura más del gusto del ala dura, aunque también a riesgo de hacer necesario el mantenimiento de los estímulos monetarios durante más tiempo para alcanzarlo.
La revisión estratégica también incluirá cuestiones como los efectos negativos de las medidas del BCE, en un momento en que la efectividad de los tipos negativos está a debate, y la apuesta por la sostenibilidad y la postura que en consecuencia adopte el BCE en la compra de bonos verdes. Sin embargo, pese a la fuerte expectación, no se prevén detalles en la reunión de hoy más allá del anuncio formal del inicio de esa revisión de estrategia.
El otro gran foco de interés estará en el análisis de la situación económica actual. El acuerdo para el Brexit y el pacto comercial entre EE UU y China han dado un respiro y propiciado la recuperación del sector manufacturero. Goldman Sachs señala que el sentimiento ha mejorado notablemente, en especial en Alemania, aunque también advierte del riesgo de que una mejor perspectiva sobre la economía contribuya a elevar más las expectativas de alza de tipos. "Pensamos que el BCE buscará evitar dar la impresión de que está girando hacia una política más dura", señala el banco estadounidense.
En Nomura han renunciado a su previsión anterior de un recorte en la facilidad de depósito de 10 puntos básicos en marzo pero también advierte de que "los indicadores están mostrando solo las primeras señales de estabilización pero permanecen a bajos niveles y la inflación está muy por debajo del objetivo del BCE". "La institución no tiene más remedio que esperar y ver", añade el banco japonés.
Como señala Ulrike Kastens, economista de DWS, es probable que la política del BCE "cambie solo cuando el repunte económico sea más visible y los riesgos a la baja disminuyan de forma más sostenible".