¿Somos responsables de la marca España?
La digitalización es una plataforma de progreso a la que la economía española no puede renunciar
Vivimos en un contexto globalizado. Un entorno donde las empresas, casi desde sus orígenes, nacen con vocación internacional. La tecnología, la mejora de las infraestructuras, los cambios de modelos sociales… han permitido que startups tecnológicas incluyan muy pronto en su hoja de ruta una proyección global.
No obstante, esta internacionalidad exige también un ejercicio de responsabilidad. Porque al igual que en el siglo XVII la Compañía Británica de las Indias Orientales era una compañía trasnacional que gestionaba el comercio entre Inglaterra y sus colonias e impartía su cultura y valores allá donde operaba, ahora las empresas que operan más allá de sus fronteras tienen, de forma indirecta, un rol parecido.
Cuando operamos en más de 100 ciudades a nivel global no sólo estamos ofreciendo una nueva forma de viajar para ciudadanos y visitantes, sino que también estamos transmitiendo nuestra misión, valores y compromiso a la hora de actuar de una determinada manera.
Aspectos como la búsqueda de un menor impacto medioambiental, la mejora de la calidad de vida que disfruta la población, y los productos y servicios que el país produce (Made In) tienen la capacidad de influir positivamente en la imagen del país a la hora de elegir dónde invertir el tiempo y el dinero. Y ahí es donde las compañías influimos con la transmisión de nuevas formas de consumo globales (como, por ejemplo, la movilidad como servicio o MaaS), el empuje de políticas de sostenibilidad o la aplicación de alternativas de seguridad, inclusión e inserción laboral.
Pero es que, las empresas españolas, aparte de ser una carta de presentación del made in Spain a nivel internacional, son una fuente de ingresos que se quedan aquí, en el país de origen. En nuestro caso no sólo promovemos tecnología y conocimiento con un sello español desde la sede corporativa, sino que, además generamos ingresos por el uso de esta propiedad intelectual en los 11 países en los que operamos, lo que se traduce en una actividad al 100% declarada en España con una contribución fiscal directa de más de 8 millones de euros e indirecta en la cadena de valor de la movilidad de 40 millones de euros en 2018. Además, la existencia de proyectos de gran escala pone el foco de inversores y otras startups en nuestro país.
Es una realidad que, a nivel internacional, España está a la cabeza de la industria mundial del turismo. También que la digitalización es una plataforma de progreso a la que España no puede renunciar y que ser capaces de retener el talento tecnológico de alto nivel es una garantía de competitividad. Estamos creando marca España compitiendo con gigantes tecnológicos, queremos contribuir con nuestro granito de arena a que ese liderazgo como país se expanda y se aplique también a las soluciones de movilidad y transporte de viajeros donde nuestra tecnología está en disposición de aportar la trazabilidad y la tracción adecuadas para contribuir al equilibrio y al futuro de la movilidad urbana.
Mariano Sylveira es Presidente de Cabify Europa
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