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Venecia se arropa en los mecenas para proteger su patrimonio del agua

Las donaciones para combatir el calentamiento global han crecido un 55% en un año

Basílica de San Marcos, en la plaza de San Marcos de Venecia, esta Navidad.
Basílica de San Marcos, en la plaza de San Marcos de Venecia, esta Navidad.GETTY
Pablo Sempere

Venecia está viviendo unas Navidades pasadas por agua. En la madrugada del martes volvieron a sonar las sirenas de alarma minutos antes de que el 60% del casco histórico de la ciudad acabase cubierto por 144 centímetros de agua. Lejos quedan, no obstante, los 184 centímetros alcanzados el 12 de noviembre, cuando se registró la segunda acqua alta más grave de la historia, que inundó por completo el 70% de la localidad. En las últimas semanas, estas mareas han provocado pérdidas millonarias: solo los daños registrados en la Basílica de San Marcos, situada en la mítica plaza veneciana, se cifran en cuatro millones de euros.

La industria turística, los establecimientos y los comercios, así como el día a día de la ciudad italiana, son los grandes damnificados por el fenómeno. Otro de ellos es el patrimonio artístico y cultural de la ciudad, que desde hace años –y especialmente estos dos últimos meses– se encomienda a las donaciones de mecenas y particulares de todo el mundo para intentar asegurar su futuro.

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Uno de los mejores ejemplos radica en la asociación estadounidense Save Venice, fundada tras la acqua alta de 1966. La entidad, que recoge donaciones a partir de 50 dólares desde hace más de medio siglo, lanzó el pasado mes un Fondo de Respuesta Inmediata para combatir las inundaciones, una iniciativa que, tal y como anuncia el presidente de la agrupación, Frederick Ilchman, “sigue estando operativa a raíz de las subidas de los últimos días”. En estos casi dos meses, la recaudación obtenida roza el millón de euros.

En sus años de trayectoria junto al Ministerio de Cultura de Italia, la asociación ha financiado la conservación y restauración de más de 1.000 obras de arte, entre cuadros, esculturas o edificios. Ahora, una vez estén subsanados los daños más aparentes y urgentes de las últimas mareas, el objetivo se centra en la prevención de unas subidas que con los años se prevén más altas y frecuentes a raíz del calentamiento global. Para ello, asegura Melissa Conn, directora de Save Venice en la oficina de la propia ciudad italiana, se están destinando miles de euros a la compra de barreras de aluminio y acero inoxidable para instalar en puertas y ventanas de los edificios más singulares. También se ha destinado una partida al proyecto de puertas marítimas que pretende proteger la ciudad de las inundaciones más dañinas, una obra que terminará previsiblemente a finales de 2021 y que está cifrada en 5.500 millones.

Los propios mecenas son conscientes de este riesgo. Tal y como cuenta Melissa Conn, “las donaciones destinadas a paliar los efectos del cambio climático en el arte y el patrimonio han aumentado casi un 55% en este año en relación a 2018. Ahora, a largo plazo, lo que más preocupa son los cimientos de los edificios”. En la misma línea apunta Tracy Roberts, vicepresidenta de la asociación LoveItaly!, fundada en 2014 por la cotizada italiana LVenture Group con el objetivo de salvaguardar la riqueza artística y cultural del país: “Venecia sigue en peligro, al igual que su inmenso patrimonio. La participación de los ciudadanos comunes en la conservación del arte es fundamental y efectiva para su mantenimiento”, explica.

Con todo, asegurar los cimientos y estructuras no son los únicos objetivos de este tipo de asociaciones, que beben principalmente de Estados Unidos. Save Venice, por ejemplo, ha destinado estas semanas 60.000 euros a la restauración de La Anunciación de Tiziano, un cuadro que, pese a haber sobrevivido a las inundaciones, está dañado por la humedad y la salinidad generada en el ambiente. También ha habido presupuestos destinados a desalinizar las columnas, esculturas y mosaicos del palacio Ca’ d’Oro, en el Gran Canal, que ha precisado de 65.000 euros. Y ya se ha dado luz verde a dos iniciativas que suman un presupuesto total de 2,3 millones: la Basílica de Santa María Asunta restaurará sus pinturas y tableros y la Sinagoga del Barrio Judío reparará los bancos y balaustradas de madera dañados por la humedad.

En opinión de Tracy Roberts, todos estos movimientos pueden hacerse gracias a las ventajas fiscales de las que disponen las donaciones llegadas desde los países anglosajones, “principalmente Estados Unidos”. Este tipo de incentivos, que pueden llegar a tener una deducción del 80% en el caso de las personas físicas, “fomentan ciertamente la filantropía”. Así, si bien la mayoría de donaciones recibidas por Save Venice en 2019 se mueven entre los 100 y los 5.000 euros, se cuentan algunas que superan incluso los 100.000 euros.

Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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