Ocho empleados de Samsung, culpables de destruir pruebas de fraude
Tres ejecutivos de la compañía han sido condenados a penas de hasta dos años de cárcel
Un tribunal coreano ha declarado hoy culpables a ocho empleados de Samsung acusados de destruir pruebas de un presunto delito de fraude contable valorado en 3.522 millones de euros. El movimiento de ocultación se sospecha que tiene que ver con una conspiración para consolidar el control de la empresa por parte de la familia fundadora, según ha detallado el Financial Times.
El fallo emitido por el Tribunal del Distrito Central de Seúl ha afectado a tres ejecutivos de Samsung, que han sido condenados con hasta dos años de cárcel. Dos filiales de la compañía surcoreana, el fabricante de medicamentos Samsung BioLogics y Samsung Bioepis, se han visto también salpicadas por el escándalo.
El caso salió a la luz en mayo después de una redada en una fábrica de Samsung BioLogics situada a las afueras de Seúl. Allí, las autoridades investigaron la caché de diferentes dispositivos electrónicos y descubrieron un servidor secreto escondido bajo el suelo de una sala de reuniones.
Durante el procedimiento judicial de octubre, los fiscales alegaron que los empleados de Samsung fueron partícipes del "mayor crimen de destrucción de pruebas de la historia de Corea del Sur". Según refiere el medio estadounidense, este fallo puede ser el detonante de una investigación más amplia para tratar de descubrir si los altos directivos de Samsung organizaron movimientos para transferir el poder de la compañía al vicepresidente Lee Jae-yong, hijo del presidente Lee Kun-hee y heredero de la empresa más grande del país.
Las autoridades financieras de Seúl denunciaron con anterioridad Samsung BioLogics infló el valor de la filial Samsung Bioepis en 3.522 millones de euros en el año 2015. El resultado de este movimiento fue aumentar el control de Lee Jae-yong sobre Samsung Electronics, la joya de la corona del grupo.
Según informaciones de los medios locales recogidas por el Financial Times, los empleados acusados en la investigación reconocieron haber destruido pruebas, pero negaron que sus acciones estuvieran vinculadas a la sucesión de Lee Jae-yong o al presunto fraude.