Los riesgos y las nuevas oportunidades de la transición verde
El mercado de deuda corporativa está viviendo un vigoroso crecimiento en la demanda de inversión sostenible
La transición hacia una economía verde y sostenible constituye un complejo proceso lleno de costes y de riesgos, pero también de oportunidades de inversión y de nuevos proyectos. La decidida apuesta de las instituciones y los gobiernos por capitanear y monitorizar esa transformación se ha materializado en los crecientes foros y cumbres internacionales que debaten sobre el clima, como la que la próxima semana se celebra en Madrid, cuyo objetivo es dilucidar cómo avanzar hacia una economía capaz de cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Los retos que se abren en este terreno tienen que ver en parte con riesgos físicos, como las millonarias pérdidas económicas que anualmente se producen debido a fenómenos meteorológicos, pero también con los riesgos de transición que implica el avance hacia un modelo económico verde. La adaptación a las políticas mediambientales generará una factura elevada para las empresas y los gobiernos que puede afectar también a la estabilidad financiera y a los objetivos montearios de los bancos centrales. A todo ello hay que sumar la catarsis que el proceso supondrá para sectores como el del petróleo, así como el incremento de costes de producción que sufrirá la industria debido a los nuevos impuestos energéticos o a los precios del carbono. Finalmente, hay que contar con las denominadas externalidades del cambio climático, que muy probablemente forzarán una recolocación del capital invertido en sectores sucios, pero de alto rendimiento, hacia sectores limpios de baja rentabilidad.
Todo ese complejo proceso, que exige una revisión constante de estrategias y respecto al cual surgen continuamente nuevos interrogantes, requiere de una ola de inversiones que algunos cálculos cifran en 20 billones de dólares a repartir a lo largo de la próxima década. En el caso de España, la factura ascenderá a 236.000 millones en diez años, el 2% del PIB, y traerá consigo múltiples oportunidades de inversión. Sectores como el de las energías renovables, el aislamiento o la eficiencia energética, ligada a la actividad de rehabilitación inmobiliaria, están llamados a atraer cada vez más capital. También el mercado de deuda corporativa está viviendo un vigoroso crecimiento en la demanda de inversión sostenible, con emisiones de bonos verdes que están comenzando a abaratar la financiación de las empresas. En España, donde el volumen de ese tipo de deuda alcanzó los 4.630 millones de euros hasta septiembre, compañías como Telefónica, Iberdrola, Santander o FCC Medio Ambiente han realizado ya sus emisiones verdes. Un nuevo nicho de oportunidades de rentabilidad cuyo atractivo en los próximos años muy probablemente no dejará de crecer.