Lagarde pide más inversión pública y avanza una “revisión estratégica” en el BCE
La presidenta del BCE pronuncia su primer discurso al frente de la institución
La presidenta del BCE Christine Lagarde ha pronunciado hoy en Fráncfort su primer discurso oficial ya en el pleno ejercicio de sus nuevas funciones y lo ha hecho con un contenido mucho más político que monetario, apelando con determinación a que los gobiernos de la zona euro eleven la inversión pública y haciendo un encendido llamamiento a asumir una actitud ambiciosa y de liderazgo para la región de cara al futuro. Su primer discurso apunta por tanto en la dirección, ya marcada por Mario Draghi, de coordinar en mayor medida la política monetaria con la fiscal, una tarea para la que Lagarde tendrá que persuadir a los líderes europeos y exprimir todas las tablas adquiridas de su paso por la política francesa y por la dirección del FMI.
Lagarde abogó por empezar a "pensar Europa de forma diferente" para hacer frente a los dos grandes desafíos que amenazan a la economía de la zona, el declive del comercio mundial, más allá de las incertidumbres actuales por la tensión entre EE UU y China, y de la demanda interna, que presenta un crecimiento inferior de media en la última década al que registraba en la década anterior a la crisis.
"El doble desafío externo e interno nos obliga a considerar, como europeos, cómo debemos responder al nuevo entorno", indicó en Fráncfort, dentro de la Conferencia Anual de Banca 2019. "La respuesta es convertir la segunda economía del mundo en una economía abierta pero que confía en si misma y que aprovecha plenamente su potencial para generar mayores niveles de demanda interna y de crecimiento a largo plazo", señaló Lagarde.
En un discurso bajo el título "El futuro de la economía del área del euro", Lagarde apenas ha hecho alusiones a la política monetaria. Sí ha avanzado que será sometida "a una revisión estratégica que comenzará en el futuro cercano", sin dar más detalles, aunque en la larga lista de tareas de su mandato está la de iniciar el debate sobre el objetivo de inflación de la institución -cercano al 2%, aunque por debajo- y que sigue sin alcanzarse después de millonarios estímulos monetarios.
Lagarde defendió en todo caso que "la política monetaria continuará dando apoyo a la economía y respondiendo a los riesgos del futuro de acuerdo a nuestro mandato de estabilidad precios", para a continuación tomar de forma directa el testigo que le dejó Mario Draghi y lanzar un llamamiento a un mayor impulso fiscal por parte de los Gobiernos europeos.
"Está claro que la política monetaria podría alcanzar su objetivo más rápido y con menores efectos colaterales si otras políticas estuvieran contribuyendo junto a ella al crecimiento", advirtió Lagarde en un mensaje calcado de su antecesor. Pero la francesa fue un paso más allá al reclamar abiertamente una mayor inversión pública.
La presidenta del BCE recordó que la inversión pública de la zona euro se mantiene por debajo de los niveles anteriores a la crisis. "Incluso cuando los gobiernos necesitan consolidar sus cuentas, tenemos un interés común en mantener niveles suficientes de inversión pública", aseguró. Y puso el foco además en un área, la tecnológica, en la que la zona euro está por detrás.
"Aunque todas las economías desarrolladas afrontan el desafío del crecimiento, la zona euro ha sido más lenta en abrazar la innovación y en capitalizar la era digital que otras áreas como los Estados Unidos", una desventaja que ha advertido se refleja en los menores niveles de productividad. Y ha recomendado el impulso del mercado interno para ayudar a cerrar esa brecha. Así, hizo hincapié en la necesidad de completar el mercado único digital, la unión del mercado de capitales y el mercado único en servicios. "Estos son los cimientos para la economía europea del futuro", advirtió. Recordó de hecho que la plena implementación de la directiva europea de servicios generaría beneficios de alrededor de 380.000 millones de euros y que completar el mercado único digital daría ganancias anuales por más de 170.000 millones, según estudios recientes del Parlamento Europeo.
Lagarde reconoció que no será tarea fácil pero, parafraseando a San Francisco de Asís y en un estilo mucho menos sobrio que el de Draghi, añadió: "empieza por hacer lo que es necesario; haz entonces lo que es posible y de pronto estarás haciendo lo imposible".