El Banco de España rebaja su previsión de crecimiento del PIB al 2% este año y el 1,7% en 2020
El supervisor revisa sus estimaciones por la corrección del INE y la mayor desaceleración económica y advierte que la "situación de incertidumbre económica no ayuda"
El Banco de España asestó este martes un duro recorte a sus previsiones de crecimiento económico para España rebajando la estimación de avance del PIB del 2,4% al 2% para este año; del 1,9% al 1,7% en 2020; y del 1,7% al 1,6% en 2021, según recoge el informe trimestral de la economía española que ha hecho público. Aunque la mitad del impacto en este ejercicio es achacable al recálculo quinquenal del PIB que acaba de realizar el Instituto Nacional de Estadística (INE), el resto es consecuencia de una desaceleración que se acentúa, con peores datos de empleo y consumo debido a la incertidumbre global y, en parte, a la parálisis política del país, expone el supervisor, que ve lejos la posibilidad de que el Gobierno en funciones cumpla sus objetivos de déficit.
El informe publicado por el Banco de España se ha acomodado a los cálculos del INE, que como publicó CincoDías no solo revisó el crecimiento de los años anteriores sino que también rebajó al 0,5% el crecimiento del PIB en los dos primeros trimestres de 2019, frente a la estimación inicial de avances del 0,7% y 0,6% que se había apuntado inicialmente, lo que ya ponía en jaque el objetivo de crecimiento del Gobierno para este año (2,2%).
Partiendo de esta revisión, los economistas del organismo avanzan que en el tercer trimestre del año la economía habría acentuado la tendencia a frenar de los últimos tiempos hasta registrar un incremento del PIB de solo el 0,4%.
Como consecuencia, la economía española crecería solo al 2% este ejercicio, lo que supone una rebaja de cuatro décimas desde las estimaciones que hizo el supervisor en junio, de las que la mitad se achacan al cambio de cálculo del INE y el resto al empeoramiento de las condiciones macroeconómicas. En este caso, tiene un efecto particularmente negativo el entorno exterior, pero el Banco de España también subraya un deterioro del consumo ante la incertidumbre global y doméstica así como un descenso de la inversión.
"Este perfil de desaceleración responde, en parte, a la pérdida de vigor de la demanda interna que revelan los últimos datos de la Contabilidad Nacional y, en parte, a la información coyuntural más reciente, que apunta a un debilitamiento de la actividad en los meses de verano", reza el documento.
"En su conjunto, toda esta nueva información revela que el deterioro del entorno exterior y las incertidumbres procedentes del resto del mundo —y, posiblemente también, otras de carácter interno— estarían ejerciendo un efecto moderador del nivel de gasto de empresas y familias", prosigue el documento.
Como consecuencia, el supervisor ha rebajado en ocho décimas el empuje del consumo privado en 2019 (al 1%) y en casi dos puntos el de la inversión (al 2,3%). El saldo mejora al caer más las importaciones que las exportaciones, pero se espera que la demanda interna aporte un 1,4% (nueve décimas menos que antes) y la externa, un 0,6% (0,5 más).
Entre los riesgos a la baja que proceden del exterior, el supervisor destaca el riesgo de un Brexit sin acuerdo o la escalada de tensión comercial entre EE UU y China, mientras que del lado nacional, apunta a la inestabilidad parlamentaria.
El riesgo político
“El momento de impass político y de incertidumbre política no ayuda a la marcha de la economía por la indefinición acerca del Gobierno de la nación y del curso futuro de las principales políticas económicas”, ha advertido el jefe del servicio de estudios del Banco de España, Óscar Arce.
La repetición electoral, prevista para el 10 de noviembre tras el fracaso de los partidos políticos a la hora de consensuar un nuevo Ejecutivo tras los comicios del 28 de abril, hace prever que no habrá iniciativas económicas en lo que resta de 2019 y que los Presupuestos de 2020 se impulsarán ya iniciado el año, restando efectividad a sus medidas, asumen en el Banco de España.
Arce ha admitido, en todo caso, que la situación de inestabilidad política se viene arrastrando ya en los últimos años, “con Gobiernos de distinto color”, que han desaprovechado por igual los momentos de bonanza para reconducir una deuda pública cercana al 100% del PIB, un paro mucho más elevado que el de los países del entorno o reformas estructurales pendientes como la del sistema de pensiones.
“Habría que aprovechar mientras el sol todavía brilla para mejorar el tejado y la situación política no sé si es la óptima para aprovechar la circunstancia”, ha lamentado el responsable del servicio de estudios del Banco de España.
De momento, el supervisor cree que en "este contexto de mayor incertidumbre seguiría pesando sobre las decisiones de gasto de los agentes, particularmente en el corto plazo, lo que se traduciría en unos ritmos de avance de la actividad más moderados que los registrados en los últimos años".
En todo caso, Arce ha señalado que resulta "una probabilidad francamente muy baja" que el país acabe entrando en una nueva recesión a medio plazo, salvo en el caso de que se produzca un shock negativo extremo, pues las cifras arrojan una proyección de incrementos del PIB trimestrales cercanos al 0,4% para los próximos años.
Empleo y construcción
En todo caso, las señales de que la desaceleración se agrava van acumulándose. Un ejemplo preocupante, expone el Banco de España, es el del mercado de trabajo. El supervisor reconoce que el buen dato laboral del arranque del año le sorprendió, pues preveían una fuerte destrucción de empleo por el alza del 22% en el salario mínimo interprofesional (hasta los 900 euros), pero alerta de que la afiliación a la Seguridad Social ha pasado de crecer al 0,2% a comienzos de año a hacerlo a la mitad, al 0,1%, desde primavera mientras que el paro registrado ha dejado de caer en verano.
El supervisor constata en él una moderación progresiva del ritmo de crecimiento del empleo, especialmente desde mayo. Dado además que la población activa está creciendo por un mayor flujo de emigración, el supervisor ha elevado en dos décimas la previsión de paro de cierre de este año, al 14,1%, y en un punto la prevista para 2021, hasta el 12,8%.
En paralelo, el estudio avanza que los datos del mercado inmobiliario están empeorando, con caídas en las compraventas de los dos últimos trimestres e indicadores adelantados, como el número de licencias de obra, que hacen prever que la situación no irá a mejor en los próximos meses.
Riesgos y déficit
Más allá, el supervisor incide en que "persiste un elevado grado de incertidumbre acerca de la orientación futura de las políticas económicas y de la adopción de medidas que permitan elevar la capacidad de resistencia de la economía española ante un posible empeoramiento del contexto macrofinanciero global y aumentar su crecimiento potencial", dice el Banco de España, que resalta que, en particular, se dispone de pocos detalles acerca del curso futuro de la política fiscal.
De momento, por tanto, el supervisor mantiene inalteradas sus previsiones en el caso del déficit público. Por ahora, asume que culminará 2019 en el -2,4% del PIB, pasando al -1,8% en 2020 y al -1,5% en 2021. Esta senda supone una importante desviación sobre los objetivos del actual Gobierno en funciones, que aspira a culminar este año con un agujero fiscal del -2%; del -1,1%, el próximo y el -0,4%, el siguiente.
Con todo, en el Banco de España matizan que el dato dependerá del cálculo definitivo que el INE publicará en los próximos días sobre el crecimiento real de la economía española en los primeros trimestres y el agujero fiscal con que se concluyó 2018.