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Breakingviews
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los bonos verdes de Enel son un buen ejemplo a seguir

Podrá usar el dinero como considere, pero tendrá que cumplir objetivos sostenibles

Tienda de Enel en Milán.
Tienda de Enel en Milán.REUTERS

El clima ha mejorado para la deuda de sostenibilidad. Enel vendió la semana pasada 1.500 millones de dólares en bonos que pagan más si la empresa no cumple con sus objetivos verdes. En 2017, ING introdujo unos préstamos similares; la diferencia es que Enel puede usar el efectivo para cualquier cosa.

La mayoría de los bonos aseguran que el dinero se gastará en “fines corporativos generales”. Aunque se concreten, los inversores tienen que fiarse de la palabra de las empresas.

Los bonos sostenibles suelen ser más específicos, para garantizar que los prestatarios cumplan lo prometido. El problema es que no siempre es posible o relevante para las empresas vincular la deuda a activos específicos, e incluso cuando lo es, eso puede aumentar el coste del préstamo.

El enfoque de Enel ofrece una solución práctica. Tendrá más flexibilidad para usar el dinero como considere conveniente, pero aún así tendrá que rendir cuentas. Si no logra alcanzar el objetivo de impulsar la energía renovable a por lo menos el 55% de su capacidad instalada de generación para finales de 2021, pagará un cuarto de punto porcentual adicional en intereses sobre los bonos.

El Pacto Mundial de la ONU, que trabaja con las empresas para promover los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que asesoró a Enel sobre la deuda, cree que estructuras como esta pueden ayudar a cubrir una brecha de financiación de 3 billones de dólares al año necesaria para alcanzar los objetivos establecidos en 2015. Enel es un buen ejemplo a seguir. Ya ha emitido tres bonos verdes y el CEO, Francesco Starace, ha aumentado su capacidad instalada verde a un 46%.

Sin embargo, a medida que más emisores adopten la estructura, los tenedores de bonos deberían exigir sanciones más severas. No alcanzar su objetivo le costaría a Enel menos de 4 millones de dólares al año en intereses adicionales. Es apenas un error de redondeo. Mayores penalizaciones, obligar a los que fallen a recomprar sus bonos e incluso vincular el pago de los ejecutivos a los avances sería más apropiado para poner a las empresas contra las cuerdas del clima.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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