Retocar la edad máxima para presidir el FMI daría buen ejemplo
Kristalina Georgieva es demasiado mayor para el puesto
La discusión sobre quién dirigirá el FMI es, al igual que la elaboración de salchichas, algo que es mejor no vigilar de cerca. La elección por parte de la UE de Kristalina Georgieva como candidata hace poco favor tanto a la entidad como a la propia Europa, pero tiene un mérito obvio: obligar al FMI a poner en práctica lo que predica sobre las edades de jubilación.
El apoyo a Georgieva demuestra que la convención de que un europeo dirija el FMI mientras un estadounidense supervisa el Banco Mundial, sigue firme, o al menos que Europa asume que así será. Donald Trump colocó a David Malpass en el banco sin oposición a principios de año.
Georgieva tiene mucha experiencia en desarrollo, pero carece del prestigio de Christine Lagarde y no sería una ganadora obvia si los miembros del FMI llevaran a cabo una búsqueda mundial de la mejor persona. Su selección fue un remanente de la negociación de los altos cargos europeos.
Sin embargo, su selección ha estado inspirada, en cierto modo. A punto de cumplir 66 años, Georgieva es demasiado mayor para el puesto, lo que significa que el FMI tendría que enmendar sus estatutos para darle el puesto. Los argumentos para hacerlo son abrumadores. La mayor esperanza de vida hace que las convenciones adoptadas hace casi un siglo queden obsoletas. Los principales contendientes demócratas a presidir EE UU, Bernie Sanders y Joe Biden, tienen 77 y 76 años, respectivamente. Warren Buffett, que cumplirá 89 años a finales de mes, no muestra signos de renunciar a la jefatura de Berkshire Hathaway.
Las sociedades envejecidas también ejercen presión fiscal. Japón tenía poco más de dos personas en edad de trabajar por cada persona de 65 años o más en 2015, una proporción que se prevé que caerá a apenas 1,3 a 1 en 2075, según la OCDE. La Seguridad Social de EE UU prevé que sus fondos fiduciarios se agotarán en 2035. El FMI lleva mucho tiempo presionando a sus miembros, como Grecia, para que reformen el sistema de pensiones. Independientemente de quién obtenga finalmente su presidencia, no hay más que ventajas en que tome de su propia medicina.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías