Jeanologia, el reto de hacer vaqueros con un vaso de agua
Con presencia en 61 mercados, las principales marcas de jeans, Levi’s, H&M o Inditex, utilizan sus máquinas
Están celebrando las bodas de plata, 25 años trabajando para transformar el mundo o, al menos, la producción de uno de los sectores más contaminantes: el textil.
Fundada en 1994 por José Vidal y su sobrino Enrique Silla, esta empresa con sede en Valencia se ha convertido en una multinacional que está enseñando al sector del denim, el tejido vaquero más utilizado del mundo y cuya producción acarrea una contaminación realmente alarmante, a producir con la mayor eficiencia ecológica y sostenibilidad posible.
“Empecé trabajando en Irlanda, en una empresa especializada en denim, Burlington, la de los calcetines con rombos”, recuerda Enrique Silla, consejero delegado de la compañía. “Allí constaté que es una de las industrias más sucias”, señala.
Efectivamente, el sector textil es el responsable de la contaminación del 20% del agua del mundo y principal causa de la de ríos y mares, solo superada por la actividad agrícola y ganadera.
La empresa valenciana se ha propuesto desarrollar técnicas para descontaminar los procesos textiles
Ante ese panorama, Enrique Silla se propuso dar una respuesta ética y ecoeficiente a este problema. Pero a lo grande. “No se trataba de implantar una mejora del 10%, sino que los procesos sufrieran un cambio disruptivo y mejorarlos en 10 o 20 veces, de forma que una industria dañina se transformara en una actividad en el que el gasto de agua o productos químicos fuera nulo”, explica.
Las cifras
5 millones de pantalones. Esa es la producción anual de pantalones vaqueros en el mundo.
110 millones fue la facturación de Jeanologia en 2018. El objetivo es duplicar la cifra en tres años.
35% de los jeans fabricados en el mundo usan su tecnología. La meta es llegar al 100% en cinco años.
Y van por el buen camino, desarrollando tecnologías sostenibles y ecoeficientes para la industria del acabado de prenda que, según Jeanologia, aumentan la productividad y reducen el consumo de agua y energía, además de eliminar emisiones perjudiciales y residuos.
“Ofrecemos tecnologías disruptivas, que rompen con el modelo establecido, mostrando una manera innovadora y transformadora de hacer las cosas. Creemos que las empresas podemos transformar el mundo. Existe una nueva forma de hacer negocios, en la que el objetivo final no se centra únicamente en el beneficio económico”, insisten en la multinacional valenciana.
Sus clientes, productores de pantalones vaqueros y marcas, son principalmente de Latinoamérica, Asia y África
De momento, la combinación de varias de las tecnologías utilizadas (láser, ozono y nanoburbujas) ha conseguido que en el acabado de un jean se utilice solamente un vaso de agua en lugar de los 70 litros que se necesitaban de promedio, según cálculos de la compañía.
Asimismo, llevan una cuenta de resultados ecológica midiendo los millones de metros cúbicos de agua que ahorran al planeta a medida que se aplican sus tecnologías. Calculan que en 2017 fueron 8 millones de metros cúbicos de agua, el equivalente a la cantidad necesaria para el consumo humano de la ciudad de Miami durante un año. Y en 2018, casi el doble, con 15 millones.
Esta compañía tiene como sede principal Valencia, en concreto, el Parque Tecnológico de Paterna, pero desarrollan y producen su tecnología láser en su centro de Barcelona. Entre los dos suman unas 100 personas.
Además, cuentan con otras dos plantas de producción fuera: la de tecnología de ozono en Esmirna (Turquía) y la de smart boxes (lavadoras ecoeficientes) en Italia.
Cambio de modelo
La compañía empezó dedicándose a la consultoría, sin embargo, precisamente ese objetivo de encabezar una transformación radical llevó a Silla a decidirse en 1999 a desarrollar tecnologías que hicieran posible el milagro. Con la tecnología G2, basada en el tratamiento con ozono, eliminan la polución y emisiones perjudiciales para la atmósfera, a la vez que ahorran agua, energía y químicos.
“Esta innovadora tecnología proporciona una alternativa sostenible a algunos de los procesos más contaminantes de la actividad, incluyendo el desencolado y el blanqueo previo de tejidos para tintura, eliminando también la redeposición [que la suciedad disuelta en el agua no manche la prenda] con un proceso que no utiliza agua ni químicos. Además, los tejidos acabados mediante G2 Dynamic son potenciadores del láser, consiguiendo mejores acabados de forma más rápida y eficiente”, aseguran en la empresa.
Y es que la utilización de la tecnología láser, que se empezó a implantar en 1999, es una de sus líneas más importante. Con estos procesos la firma consigue eliminar procesos dañinos para la salud de los trabajadores como el arenado, lijado o pulverizado con un espray de permanganato de potasio.
En esa misma línea, han desarrollado la tecnología e-Flow, que transforma el aire de la atmósfera en nanoburbujas y permite aplicar una gran variedad de químicos para obtener acabados de la mejor calidad, consume una cantidad mínima de agua y sin vertidos.
Por último, H2Zero recicla el agua contaminada de las lavadoras para reutilizarla en el proceso, proporcionando una alternativa sostenible y eficiente al desperdicio de agua en la industria vaquera.
Asimismo, han desarrollado distintos programas de software para mejorar el diseño láser textil. Así, por ejemplo, posibilita crear rotos (light ripper), lograr una amplia gama de efectos vintage evitando el lijado manual (light scraper) o conseguir un efecto de pantalón desgastado sin emplear espray de permanganato de potasio.
Actualmente dedican a I+D entre el 7% y el 8% de su facturación y pretenden mantener ese ritmo en los próximos ejercicios. Entre sus mercados están los países donde se realiza el grueso de la producción mundial (Bangladesh, Pakistán, India, México, Turquía o Marruecos) y donde se toman las decisiones.
“Nuestro cliente directo son los productores a los que mandamos las máquinas, pero nuestros usuarios indirectos son las grandes marcas que toman la decisión de mejorar los procesos de producción”, apunta su máximo responsable.
¿Son sensibles los países productores ante la necesidad de estas mejoras? El sí del CEO de Jeanologia es rotundo, sobre todo porque esas mejoras redundan también en los costes de producción, explica Silla. “La realidad es que el consumidor, en general, no está dispuesto a pagar más por un producto que no contamine. Y el empresario, además de un beneficio medioambiental, busca siempre el beneficio económico. Con nuestros procesos se reducen costes y mano de obra”, asegura. De estos 25 años de trayectoria empresarial destaca el haber sido capaz de crear una cultura de empresa muy potente. “Un jeanologista sabe que está contribuyendo a crear un mundo mejor mediante tecnologías totalmente nuevas que conllevan un cambio cultural, un elemento motivador tremendo. Somos una empresa con una razón de ser, de existir: transformar la forma en la que producimos”, afirma.
Su objetivo en cinco años es que el 100% de la producción mundial de pantalones vaqueros utilice esta tecnología y luego extenderlo al resto de la industria textil.
Además, Silla es optimista y cree que, como se estás abaratando sensiblemente los costes de producción, “podremos conseguir que la industria se implante ahí donde está el consumidor, evitando la actual deslocalización. Que, al menos, el 15%-20% vuelva a Estados Unidos o Europa”.
El 95% de la facturación proviene del exterior
En total, hoy Jeanologia tiene más de 2.500 máquinas instaladas en 61 países de los cinco continentes, con una plantilla que ha crecido hasta las 250 personas: “Llevamos un ritmo de contratación de un ingeniero a la semana”, resalta Enrique Silla, CEO de la firma.
El año pasado facturaron 110 millones de euros, con crecimientos de entre el 25% y el 30% en los ejercicios precedentes. Y hay más, porque el actual plan trianual prevé doblar la facturación en tres años.
Sus ingresos provienen en un 95% de fuera de Europa, dado que sus clientes, productores y marcas, se encuentran principalmente en Asia, Latinoamérica o África.
Su manera de trabajar consiste en convertirse en socio tecnológico de sus clientes, acompañándoles en su proceso de cambio, aportando valor en cada acción. “Ofrecemos tecnologías disruptivas, que rompen con el modelo establecido, mostrando una manera innovadora y transformadora de hacer las cosas”, señalan.
Actualmente, el 35% de los jeans fabricados en el mundo utilizan ya su tecnología. Se trata de primeras marcas del sector, desde Levi’s hasta las prendas de H&M o Inditex.