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AHORRO

¿Basta con ahorrar? La gran diferencia entre guardar el dinero o invertirlo

Ahorro e inversión son complementarios y conviene entender cómo combinarlos

El Banco de España lanzó hace unos días una advertencia sobre el “elevado optimismo” de los hogares en lo que se refiere al consumo y endeudamiento y señaló la necesidad de incrementar el ahorro para mejorar la situación financiera de los hogares. La mayoría de las personas tenemos en mente que nos conviene ahorrar, por si acaso, porque sabemos que vamos a necesitar más adelante el dinero, etc. Pero, muchas veces, no tenemos muy clara la diferencia entre ahorrar e invertir y usamos ambos términos indistintamente para hablar del dinero que queremos para el futuro. Sin embargo, es importante entender la diferencia y, también, que ambos son complementarios.

El ahorro consiste, básicamente, en diferir el consumo: dejo de gastar hoy una parte del dinero que tengo para poder gastarla más adelante. Mientras que invertir es emplear ese dinero en algo, con el objetivo de conseguir un rendimiento por el mismo. Se trata de poner nuestro dinero a “trabajar” en los mercados financieros. El ahorro precede -aunque la acción puede ser prácticamente simultánea- a la inversión. Entonces, ¿basta con ahorrar para conseguir nuestros objetivos financieros y vitales?

No hay una respuesta única. En lo que se refiere a la planificación financiera, la respuesta siempre depende de los objetivos, las circunstancias y el plazo, fundamentalmente. Pero, en la mayoría de los casos, y salvo que tengamos una capacidad de ahorro muy elevada, reservar una parte de nuestro dinero -ya sea metiéndolo en una hucha o dejándolo en una cuenta o depósito- no será suficiente. Porque con el simple hecho de guardarlo, no obtendremos ninguna rentabilidad y el dinero perderá poder de compra por el efecto de la inflación.

En el caso de los depósitos, dado que los tipos de interés se encuentran en niveles mínimos y no se espera que suban a corto plazo, este tipo de productos tampoco nos van a ofrecer un rendimiento que nos permita superar la inflación. El Banco Central Europeo dejó los tipos en el 0% en 2016, tras haber bajado ya tres años antes a 0,25%. Y los últimos mensajes que ha lanzado su presidente, Mario Draghi, apuntan a que no van a incrementarlos por ahora. Y los tipos cero carcomen el ahorro de los españoles.

Así, a pesar de que somos, más o menos, conscientes de que nos conviene ahorrar y entendemos, en la mayoría de los casos, que conseguir rentabilidad por nuestro dinero invirtiéndolo nos ayudará a conseguir nuestros objetivos futuros, lo cierto es que, en general, en España ahorramos menos que en otros países de nuestro entorno y, además, cuando invertimos no lo hacemos de la forma más eficiente. En este sentido, cabe decir que el español es más ahorrador que inversor: el ciudadano medio cuenta aproximadamente con 25.000 euros en depósitos y solo 5.510 euros invertidos en fondos de inversión, según datos de Inverco (Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones).

El riesgo de ser conservador

Los españoles que ahorrar suelen tener un perfil bastante conservador cuando toman las decisiones de inversión, tal y como se ponía de manifiesto en la encuesta sobre jubilación y longevidad que hizo Abante a finales de 2018. Una conclusión muy similar sacamos del informe sobre la industria de pensiones de hace unas semanas: la mayoría de inversores españoles prefiere los productos de renta fija y renta fija mixta, lo que a largo plazo nos puede costar varios puntos de rentabilidad. En concreto, en el caso de los planes de pensiones, y por activo subyacente, por poner un ejemplo, el 60% del ahorro está invertido en renta fija, siendo los planes de renta fija mixta los que más patrimonio acumulan.

Esta aversión al riesgo generalizada entre los ahorradores e inversores españoles, provoca que las rentabilidades objetivos a las que optan sean bajas o, incluso, inexistentes. Y esto, en el medio y largo plazo tiene un coste importante sobre la cantidad de dinero que conseguiremos acumular. Como decíamos, en el actual entorno de tipos, si no asumimos algo de riesgo, entendido como la volatilidad de los activos o los mercados, no podremos aspirar a lograr una rentabilidad atractiva.

Entonces, ¿tendríamos que invertir todo nuestro dinero? De nuevo, la respuesta no es única. En términos generales, si tienes un objetivo de corto plazo, vas a necesitar el dinero pronto, porque, por ejemplo, tienes pensado comprar un coche este año o te gustaría hacer una reforma en casa, seguramente no te conviene asumir riesgo con tu dinero y puede que con tenerlo depositado te sirva. Por lo contrario, si no necesitas el dinero a corto plazo y lo estás ahorrando para el largo plazo, es muy probable que te convenga invertirlo -una buena opción son, por ejemplo, los fondos de inversión- para tratar de conseguir la rentabilidad que necesitas.

En cualquier caso, elijas la opción de inversión que elijas, conviene que revises cada cierto tiempo tu plan financiero y tu cartera de inversión para comprobar que se corresponde con tus necesidades de cada momento, dado que tus circunstancias y objetivos van cambiando con el paso de los años. La vida es muy larga, por lo que es importante que, cuando pensamos en el futuro, dejemos que el dinero “trabaje” por nosotros.

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