Gestamp exporta tecnología desde Navarra a su nuevo centro en México
La fábrica de Orkoien, cerca de Pamplona, cumple 30 años con más de 300 trabajadores
Gestamp inauguró el pasado marzo su séptima fábrica en México, en la localidad de San Luis Potosí, tras una inversión de 74 millones y con una plantilla inicial de más de 300 trabajadores. El centro está equipado con tecnologías de producción en las que el grupo de componentes de automoción es un referente mundial, como la estampación en caliente y el hidroformado.
Para la implantación de este segundo proceso en la planta azteca, la multinacional que preside Francisco Riberas recurrió a Gestamp Navarra, la filial del grupo que es la especialista en esta tecnología, que recurre al uso del agua para dar una forma especial a las piezas.
En otras palabras, la corporación exportó tecnología de Navarra a México para dar mayor valor añadido a la factoría de San Luis Potosí. El proyecto requirió de un flujo transoceánico de trabajadores, como recuerda José Antonio Olangua, gerente de Gestamp Navarra.
De México llegaron una docena de técnicos para formarse en Orkoien, una de las dos plantas del grupo en esta comunidad autónoma y la única de Europa que cuenta con seis líneas de hidroformado. San Luis Potosí tiene una línea, “gemela” de las anteriores. Los trabajadores aztecas llegaron a Orkoien en dos tandas.
La planta navarra es la única de Europa que cuenta con seis líneas de hidroformado
Orkoien logró en 2018 su récord de ventas y facturó más de 180 millones
Algunos residieron hasta tres meses en Navarra, completando su cualificación con la ayuda de sus compañeros de la planta cercana a Pamplona. La iniciativa fortaleció el espíritu de equipo y a San Luis Potosí volvieron preparados para atender sus propias instalaciones.
Entre los técnicos que llegaron a la “academia de Orkoien” figuraban ingenieros, troquelistas, responsables de mantenimiento y operarios en primera línea del hidroformado. En sentido inverso, de Orkoien partieron dos responsables para afianzar la producción de San Luis Potosí, donde estuvieron más de tres meses.
Aparte de esta novedad, el centro de Orkoien está de aniversario. Celebra su trigésimo ejercicio en actividad. La historia comenzó en 1989 con la constitución de la empresa Binasa, luego adquirida por Metalbages. En el siglo pasado, las operaciones corporativas en la industria de automoción tampoco tenían pausa, así que en 1999 Gestamp compró Metalbages.
Esta trayectoria de tres décadas la ha vivido en primera persona José Antonio Olangua, que en ese periodo de tiempo ha pasado de dirigir un equipo de treinta profesionales a la actual plantilla de casi 500 trabajadores de Gestamp Navarra, que además de Orkoien cuenta con el centro de Noain. La producción de ambos centros está orientada al segmento de los chasis y las carrocerías.
El área de hidroformado de Orkoien entró en actividad en 1999 con un primer proyecto para el modelo Corsa que la marca Opel fabricaba en Figueruelas (Zaragoza). El encargo del cliente, entonces General Motors (GM), antes de que vendiera Opel a la multinacional PSA, consistía en el suministro de dos componentes muy importantes del chasis y del motor, respectivamente.
De Figueruelas salían en esa década hasta 3.000 automóviles al día, así que el pedido era muy importante. De acuerdo con la estrategia de Gestamp de invertir para responder a los proyectos de los clientes, Francisco Riberas y su equipo decidieron instalar tres líneas de hidroformado en Orkoien.
Ahora cuenta con las seis citadas. Las dos más recientes datan del año pasado. La responsable de su funcionamiento, Sara González, explica un proceso que empieza con unos tubos de acero suministrados desde la propia Navarra por la fábrica en Lesaka de Zalain Transformados, filial del grupo Condesa, y desde Asturias por Gonvauto, participada de Gonvarri, que junto con Gestamp forman parte de Acek, el holding familiar de los Riberas.
La presión del agua, que se reutiliza constantemente, permite dar unas formas curvas a los tubos. Los robots son los que manipulan la transformación de las unidades, en un espacio acotado para evitar accidentes. Del hidroformado, los tubos salen con unos agujeros que serán la referencia para su posterior ensamblaje dentro del vehículo. Las piezas llegan al cliente con aceite y agua para evitar su oxidación.
Antes, en Orkoien hacen una inspección final para detectar posibles grietas y posteriormente cortan por la mitad el componente, ya en forma de “U”. Las partes simétricas se instalan a ambos lados del automóvil. En una zona estanca, hay un proceso adicional con corte de láser con el que la pieza final incluye remaches.
Todo está medido en la única planta del Estado con esta tecnología, desarrollada por Gestamp Navarra y por Loire, otra filial del grupo y con centro en Hernani (Gipuzkoa). El proceso permite obtener piezas complejas con cavidades que resultarían imposibles de conformar con la estampación estándar. Los componentes de Orkoien pueden observarse, por ejemplo, en un Ford Focus cuando se levanta el capó. Están en uno de los laterales del motor.
La planta navarra trabaja de lunes a viernes a tres turnos y los sábados si la marca de turno aumenta su producción. Suministra a los centros de Ford en Saarlouis (Alemania) y en Almusafes (Valencia). Otros clientes son Renault y las marcas de PSA (Peugeot, Citroën y Opel), además de Volvo, entre otros.
Pero la demanda principal de Orkoien, fuera del ámbito del hidroformado, procede de Volkswagen, cuyo centro de Landaben está cerca de la planta de Gestamp Navarra. La marca alemana concentra el 43 % de las ventas de Orkoien, que suministra no solo a Landaben sino a un total de 28 plantas en el mundo de la multinacional con sede en Wolfsburgo.
En Navarra, Gestamp cuenta con 500 empleados, 317 de ellos en Orkoien, que además de las instalaciones de hidroformados tiene líneas de soldadura. En 2018, la filial navarra alcanzó su récord histórico de facturación con 187 millones, la mayoría (116 millones) aportados por Orkoien.
La línea de hidroformado instalada en México suministrará piezas a la planta de Ford en San Luis Potosí. Gestamp ha conseguido fidelizar a sus empleados aztecas, en un país en el que la rotación profesional es muy alta.
José Antonio Olangua pone el acento en los perfiles profesionales que necesita la industria de componentes de automoción. Con preparación de técnico automatista, con grado superior de FP. Gestamp tiene acuerdos de formación dual con los centros de educación de Salesianos y Virgen del Camino, además de con la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN).
En esta línea, Olangua ha recibido este mes en Orkoien a una veintena de estudiantes del centro de FP de Tafalla. “Entran, prueban en la fábrica y si son buenos se quedan”, comenta el directivo. Olangua también recurre a la academia de troqueleros que la propia Gestamp tiene en Bizkaia para sus empleados de todo el mundo. Este centro, denominado GTI, está ubicado en Amorebieta en el complejo de innovación compartida AIC, donde otros fabricantes de componentes de automoción, como CIE, también tienen laboratorios. Desde 2010, Gestamp ha invertido 80 millones en las instalaciones de Orkoien y Noain, esta última centrada en la estampación y con 162 empleados.