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La escalada de la guerra comercial castiga a las Bolsas

El Ibex cede un 0,78% mientras el Dow Jones y el S&P 500 se dejan un 2,4% y el Nasdaq, un 3,4%

Un corredor de bolsa trabaja frente a monitores en el KEB Hana Bank en Seúl (Corea del Sur).
Un corredor de bolsa trabaja frente a monitores en el KEB Hana Bank en Seúl (Corea del Sur).EFE
CINCO DÍAS

Una semana. Ese es el tiempo que ha tardado China en responder al incremento de los aranceles por parte de EE UU. Cuando se cumplen siete días desde que el presidente de EE UU, Donald Trump, anunciara a través de Twitter que elevaba los aranceles a los productos chinos del 10% al 25%, el gigante asiático anunció ayer que a partir del 1 de junio establecerá aranceles de entre el 5% y el 25% a los productos estadounidenses por valor de 60.000 millones de dólares. Con esta medida, Pekín desoye las advertencias lanzadas horas antes por el magnate estadounidense, que instó a China a que no tomara represalias: "Las cosas solo irán a peor", dijo.

Las tensiones comerciales van en aumento y esto se deja sentir en el ánimo de los inversores. Las Bolsas, muy sensibles a las informaciones, volvieron el lunes a vestirse de rojo. Si bien los mayores descensos se produjeron en EE UU, los principales índices europeos no tuvieron motivos para la alegría y se vieron arrastrados a primera hora de la jornada por las caídas en Asia y en la recta final de la jornada por la corriente vendedora de Wall Street.

El Ibex 35 no fue ajeno a este escenario, aunque se convirtió en uno de los selectivos menos penalizados de Europa al caer un 0,78%. El índice español perdió los 9.100 puntos y desde el lunes 6 de mayo retrocede ya un 3,85%. Las menores caídas registradas ayer por el Ibex obedecen a su composición. Por una vez el elevado peso del sector bancario y de las utilities en detrimento de firmas de corte industrial –estas son junto a las cotizadas tecnológicas las más penalizadas por el alza de los aranceles– jugó a favor de la Bolsa española.

La cara opuesta a esta tendencia fue el Dax que cedió un 1,52%. El Cac francés bajó un 1,22%; el Mib italiano, un 1,35% y el FTSE británico, un 0,55%. Unos descensos que aunque significativos están lejos de los registrados por los tres índices de referencia estadounidenses. El Dow Jones y el S&P 500 se dejaron alrededor de un 2,4%, la caída más abultada desde que en enero Apple lanzara un profit warning. El Nasdaq bajó un 3,4%, su peor sesión desde principios de diciembre de 2018. Lejos quedan los máximos históricos registrados por los principales índices estadounidenses durante el mes de abril.

Todos los sectores europeos a excepción de las utilities (0,23%) se sumaron a la corriente bajista. Los que peor desempeño registraron fueron el automovilístico (-2,68%), el de recursos básicos (-2,52%), las telecomunicaciones (-2,19%) y el industrial (-1,98%). Es decir, los más afectados por el incremento de las tarifas arancelarias. El motor europeo está en la diana de los inversores desde que Trump llegara al poder y en las últimas sesiones cualquier decisión en materia comercial es seguida al milímetro pues el viernes expira el plazo para conocer qué medidas impondrá EE UU sobre el automóvil europeo.

El incremento de las tensiones comerciales no significa que las negociaciones comerciales se hayan roto. Estas tienen previsto continuar si bien las esperanzas depositadas en un pacto comercial a corto plazo entre China y EE UU se diluyen día a día y las medidas adoptadas por ambas potencias no hacen más que enrocar el problema. Larry Kudlow, asesor económico de la Casa Blanca, aseguró que los líderes de ambos países probablemente se reúnan durante la cumbre del G20 en Japón, el mes que viene. Esta es la única cita hasta la fecha de la que se tiene constancia después de que el pasado viernes las conversaciones acabaran sin avances.

Ni a China ni a EE UU les interesa enzarzarse en un fuego cruzado, pero Trump intentará todo en lo que esté en sus manos por frenar el avance del gigante asiático, que está llamado a liderar la economía mundial. El presidente estadounidense ha reiterado por activa y por pasiva que Pekín se ha aprovechado "durante muchos años" de EE UU. "China será dañada gravemente si no logra un acuerdo porque las compañías se verán obligadas a dejar China por otro país. Será muy caro comprar en China", añadió Trump.

Pero no solo Pekín se juega una parte sustancial en las conversaciones, también lo hace Washington. Además de los intercambios comerciales entre ambas potencias, China juega un papel destacado en la financiación de la mayor economía del mundo. Si la situación se enrarece el Gobierno chino podría decretar la venta de bonos estadounidenses y es precisamente el país asiático uno de sus principales acreedores con cerca del 20% del total (1,2 billones de dólares).

Hasta el momento, el mercado no está descontando un escenario de este estilo. De hecho, en una jornada convulsa para las Bolsas la renta fija se convirtió ayer en un activo refugio tanto en

EE UU como en Europa. La huida de inversores de la renta variable a la deuda llevó al bono alemán a profundizar en las rentabilidades negativas y concluyó la sesión en el -0,07%, mínimos del pasado mes de marzo. Por su parte, la rentabilidad de la deuda española continúa por debajo del 1%. También en EE UU, la deuda sirvió de salvavidas. Los rendimientos de la deuda con vencimiento en 2029 cae del 2,4%; el bono a cinco años cierra en el 2,18%, mientras la deuda a dos años se sitúa en el 2,18%, mínimos de febrero de 2018.

El mercado de divisas tampoco permanece ajeno al nuevo escenario con el que deben convivir los inversores. El aumento de las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos lastró a la divisa china a su nivel más bajo de los últimos cinco meses. "La caída es todavía más palpable en el conocido como yuan offshore más utilizado por los inversores internacionales, que superó ayer el nivel psicológico de los 6,9 yuanes por billete verde por primera vez desde el pasado 25 de diciembre", señala Aitor Mendez, analista de IG. No obstante, la depreciación de la divisa asiática siempre genera suspicacias entre los inversores, pues pese a que China se ha comprometido a no utilizar la devaluación como arma de presión para responder a los ataques de EE UU las caídas llegan justo en los momentos de mayor tensión a nivel comercial entre ambas potencias.

Todo el ruido provocado por el nuevo conflicto ha provocado que la positiva temporada de resultados empresariales en Estados Unidos pase a un segundo plano. Un 90% de las empresas del S&P 500 ya han presentado sus cuentas trimestrales, y el 76% de las mismas han sido capaces de batir las previsiones de los analistas en lo que respecta a beneficio.

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