Las cifras de empleo más electorales irrumpirán en la recta final de la campaña
Algunos expertos preven una fuerte caída de ocupados en el primer trimestre, en el que es habitual la pérdida de puestos de trabajo desde 2008
Durante la última crisis de la economía española y después, desde que se iniciara la recuperación en 2014, los datos de empleo del primer trimestre del año son habitualmente malos y vienen reflejando siempre una destrucción de empleo respecto al trimestre anterior.
Esto es algo que manejan los Gobiernos y dan por descontado los expertos, pero este año, las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) sobre la marcha del mercado laboral entre enero y marzo adquieren una relevancia especial. El motivo es que estos datos se conoceran el próximo 25 de abril, solo tres días antes de que los ciudadanos acudan a las urnas a elegir presidente del Gobierno y el Ejecutivo para los próximos cuatro años.
Por ello, cuanto peor sean estos datos, peor resultará para el actual Gobierno de Pedro Sánchez, que se verá obligado a dar explicaciones por ellos y justificarlos en vísperas electorales. Las cifras de la próxima EPA serán, por tanto, las más determinantes electoralmente hablando de los último años. E irrumpirán, precisamente, en una campaña que no se prevé que gire especialmente en torno a los asuntos económicos.
Por ello, surge una incógnita: dado que se trata de un mes estacionalmente negativo para el empleo ¿cómo de negativos serán los datos? Distintas estimaciones de expertos apuntan a que las cifras de destrucción de empleo de este primer trimestre serán seguramente peores que las registradas en el mismo periodo del año anterior.
Los analistas más pesimistas son los de la patronal de empresas de trabajo temporal (Asempleo). La actividad de estas funciona como indicador adelantado del mercado laboral. Si bien, en este caso no se trata de adelantar las cifras sino calcular que es lo que ha ocurrido ya. Así, el servicio de estudios de Asempleo epera un comportamiento de la EPA del primer trimestre “algo más negativo al observado en los últimos dos años”. De hecho esperan una destrucción de empleo cercana a las 200.000 personas y un incremento de 36.000 parados solo entre enero y marzo. Esto se traduciría en un incremento de tres décimas de la tasa de paro hasta el 14,7%.
El director de Randstad Research, Valentín Bote, no hace una previsión concreta de estas cifras pero cree que serán peores que las del primer trimestre de 2018, cuando se destruyeron 124.200 empleos respecto a finales del año anterior. Bote da tres razones que apuntarían a este empeoramiento. En primer lugar, se refirió a la evidente desaceleración de la economía española, que ha llevado al Gobierno y a la mayoría de organismos nacionales e internacionales a rebajar las previsiones de crecimiento del PIB para este año al entorno del 2,2%.
En segundo lugar, consideró que a la siempre negativa estacionalidad del primer trimestre en el mercado de trabajo español se suma este año el hecho de que la Semana Santa se celebra en abril, con lo que no se podrá contar con las contrataciones extras de este periodo vacacional. Es más, el pasado año la Semana Santa sí se celebró en marzo, por lo que las comparaciones interanuales también perjudicarán al dato del arranque de 2019.
Finalmente, Bote cree que la fuerte subida del salario mínimo un 22,3% desde enero también podría perjudicar la creación de empleo, o al menos del empleo indefinido como han demostrado las cifras de cotizantes de abril. “Según todo esto pensar que las cifras del primer triemestre puedan ser algo perores que las del pasado año no es algo descabellado”, concluyó.
Previsiones contrarias
Sin embargo, a pesar de todas estas consideraciones, las cifras registradas por la afiliación a la Seguridad Social en los tres primeros meses del año no anticipan que este declive vaya a ser tan importante. Asimismo, las cifras previsibles de aumento de rentas por la subida de los salarios, el aumento del salario mínimo o las ofertas de empleo público sugieren que la EPA podría no ser tan mala como la pintan.
Los datos sin corregir del efecto estacional reflejan una leve ganancia que no llega a los 20.000 cotizantes en el primer trimestre. Si bien, una vez hecho el ajuste estacional, que es el dato que refleja mejor la tendencia de la marcha del empleo, se observa la ganancia de unos 130.000 nuevos afiliados entre enero y marzo.
En este escenario, un ex alto cargo del Gobierno anterior preve que la destrucción de empleo será abultada en el primer trimestre y justifica que la futura EPA no vaya a coincir con unos datos más optimistas de la Seguridad Social por dos efectos. El primero es que el registro de afiliados solo contabiliza la llegada de trabajadores de las Administraciones Públicas y no su salida, ya que hasta 2011 todos ellos no cotizaban en la Seguridad Social sino en clases pasivas, de donde hoy salen cuando se jubilan. Y la segunda razón es que la Seguridad Social contabiliza las altas sin depurar si un mismo trabajador está pluriempleado.
¿Adelantar la encuesta? No parece posible
La publicación de la Encuesta de Población Activa (EPA) a solo tres días de las elecciones no ha pasado desapercibida para el Gobierno. Un responsable gubernamental llegó a decir que el Ejecutivo había pensado en adelantar su publicación. Pero desde el Instituto Nacional de Estadística (INE), dependiente del Ministerio de Economía y organismo que elabora la EPA, niegan rotundamente que se vaya a adelantar. La fecha de publicación de los datos del INE queda fijada por ley en diciembre del año previo y nunca se modifica salvo problemas de fuerza mayor, algo que no son unas elecciones.