La prohibición de Italia a ING, ejemplo de lucha contra el dinero sucio
Bloquear la entrada de clientes a los bancos es un incentivo inmediato para que estos luchen de forma efectiva contra el blanqueo de capitales
La prohibición de Italia a ING es una lección de cómo luchar contra el dinero sucio. El Banco de Italia prohibió el sábado al prestamista aceptar nuevos clientes en el país hasta que arregle sus controles de blanqueo de dinero. La sanción carece de la fuerza de la reciente multa de 775 millones de euros impuesta por las autoridades holandesas, pero puede que sea más efectiva.
La drástica medida del regulador italiano llega apenas seis meses después de que el acuerdo de Holanda revelara que el banco no había investigado durante años a los dueños finales de las cuentas ni había detectado transacciones sospechosas. La investigación, por la que el director financiero de ING perdió su empleo, ha puesto de manifiesto otros problemas. Una auditoría realizada por el banco central de Italia entre octubre de 2018 y enero de 2019 reveló que ING no estaba a la altura de las leyes nacionales contra el blanqueo de capitales.
El banco dirigido por Ralph Hamers dice que corregir sus procesos lleva tiempo. Con unos ingresos de apenas 231 millones en 2018, el negocio italiano de ING es demasiado pequeño como para que esta decisión suponga un daño real a su matriz, que tuvo unos ingresos totales de 18.000 millones el año pasado. Pero evitar que aumente sus 1,3 millones de clientes le hará más difícil recuperar los 101 millones de pérdidas antes de impuestos sufridas en el país el año pasado, que ING atribuye principalmente a la venta de un negocio de leasing local.
Los reguladores deberían desplegar esta arma con más frecuencia. La proliferación de casos de blanqueo que afectan a entidades como Danske Bank demuestra que los controles en el continente son deficientes. Aunque las multas grandes pueden ser dolorosas, tienden a llegar al final de una larga investigación. Además, el coste corre a cargo de los accionistas y no de los gestores.
Bloquear la entrada de clientes al prestamista es un incentivo inmediato para abordar el problema. Estas prohibiciones pueden resultar más eficaces que las multas a la hora de obligar a los bancos europeos a actuar.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de David Vázquez Baciero, es responsabilidad de CincoDías