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Ser una profesional de éxito no está reñido con sufrir discriminación

La Unión Profesional debate sobre la igualdad como eje estratégico de las ocupaciones

Unión Profesional

Ayer lunes 4 de marzo Unión Profesional, la asociación que agrupa a las profesiones colegiadas españolas, celebró en el Círculo de Bellas Artes de Madrid una charla sobre la igualdad como eje estratégico de las profesiones. En ella participaron la secretaria de Estado de Igualdad, Soledad Murillo, la consejera de Estado, expresidenta del Tribunal Constitucional y catedrática Maria Emilia Casas, la presidenta de Unión Profesional y del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), Victoria Ortega, y la astrofísica y profesora universitaria Eva Villaver.

Cada una de ellas compartió su propia experiencia en la respectiva carrera hacia el éxito profesional, y todas coincidieron en que la discriminación de la mujer es un hecho real en el ámbito laboral en todos los sectores y a todos los niveles, en mayor o menor grado, tanto en España como fuera de nuestro país, aunque se haya avanzado notablemente en los últimos 40 años.

Otro punto de coincidencia fue la convicción de que a las mujeres aún se las educa en la autoexigencia y en la perfección, dejando muy poco margen al error o a la equivocación. En este sentido, Eva Villaver denunció el peligro de los estereotipos y la escasa presencia y visibilidad de la mujer en la Ciencia, un área en la que la figura de autoridad es sistemáticamente masculina. “A las niñas se las educa en la perfección, no en que se equivoquen, se ensucien y se atrevan, cuando la investigación científica consiste precisamente en equivocarse, ensuciarse y atreverse”, dijo. Tras su paso por la NASA y la Agencia Espacial Europea, Villaver pudo constatar la menor visibilidad que se otorga en todo el mundo a los trabajos de las científicas, que son menos citados y referenciados que los de sus compañeros, una discriminación académica que termina pesando negativamente en los currículos. “Es importante que se os vea. Si no se os ve, no existís”, recomendó a las asistentes.

A pesar de haber alcanzado todas una posición relevante en sus respectivas áreas de conocimiento, las cuatro ponentes reconocieron abiertamente haber sido discriminadas por su condición femenina. “Pese a mi posición yo he sufrido y sufro la discriminación, porque es sistémica” denunció sin ambages M.ª Emilia Casas, que ha constatado a lo largo de su dilatada trayectoria cómo “la relación entre éxito y conocimiento es distinto para el hombre que para la mujer”. “En mi experiencia profesional he vivido lo que yo llamo injusticias notorias y, aunque hoy las cosas no son tan groseras, la desigualdad sigue existiendo”, reconoce la mujer que consiguió ser la primera académica de España en su disciplina – Derecho del Trabajo – y la primera (y hasta la fecha única) presidenta del Tribunal Constitucional, situación que ni le agrada ni le parece que debiera ser noticia.

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Casas destacó que “el hecho histórico más relevante que afectó al mercado de trabajo en el siglo XX fue la incorporación masiva de la mujer”, a pesar de lo cual los horarios y periodos de descanso han permanecido desde entonces prácticamente inalterados, sin tener en cuenta las necesidades de las personas que, además, se siguen haciendo cargo mayoritariamente de las tareas del hogar: “según la OIT, hoy en día tres de cada cuatro personas que realizan cuidados los realizan mujeres de manera involuntaria”. Y añadió: “cuando se definió la jornada laboral y el descanso semanal de 48 horas no se tuvo en cuenta a la mujer. La mujer que concilia pierde oportunidades laborales, y eso no puede suceder”.

Otra cuestión que suscitó opiniones coincidentes fue la conveniencia de utilizar e integrarse en redes profesionales. Soledad Murillo llamó la atención sobre los grupos informales que, dijo “generan lealtades y compromisos importantísimos”. “Saberse parte del grupo y ser dueña de tu agenda es un primer paso hacia la igualdad”, al tiempo que denunció la “malversación de la igualdad como medida sistémica de discriminación”.

La secretaria de Estado destacó también la expropiación de tiempo que se hace a las mujeres que, dijo, “les afecta en lo profesional y en lo personal”, y defendió el cambio de cultura que supone la aceptación por parte de las empresas de los permisos de paternidad.

Para terminar, Victoria Ortega, anfitriona del acto, expresó al cerrarlo su “preocupación por el modelo de autoexigencia que estamos transmitiendo a las niñas” e hizo alusión a las conclusiones del Informe del Consejo General de la Abogacía Española sobre Igualdad en la profesión, que ponen de manifiesto que “la discriminación solo la percibe quien la padece”. En el sector legal la base de mujeres es amplísima, son mayoría en las facultades de Derecho y sacan mejores notas pero, concluyó, “a fecha de hoy en la CRUE - Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas - solo hay siete rectoras, y entre los 110 miembros del pleno del CGAE solo hay 16 mujeres”.

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