Su futura casa ya viene de una fábrica
La inmobiliaria Aedas ultima su primera promoción industrializada y prevé que el 10% de sus nuevas viviendas provengan de factoría en 2021
El futuro de la construcción de las viviendas está en las fábricas. Módulos que se hacen a medida por operarios en factorías siguiendo estrictos controles de calidad y que finalmente se montan en bloques de pisos o chalés. Aunque parece un futuro lejano, no lo es tanto, como demuestra la inmobiliaria Aedas Homes, que está terminando su primera promoción de casas unifamiliares industrializadas, en este caso en Torrejón de Ardoz (Madrid).
La compañía cotizada, que cuenta con David Martínez como consejero delegado, prevé que el 10% de las 3.000 viviendas que construya a partir de 2021 provengan de fábrica, una línea de negocio a la que han llamado offsite. La inmobiliaria, tras analizar alrededor de 30 fábricas que realizan módulos residenciales en España, fundamentalmente dedicadas a la autopromoción de particulares, finalmente ha llegado a un acuerdo con tres plantas de Toledo en la que irán escalando la producción. “El volumen es pequeño, pero el potencial del sector es enorme, al final serán miles de casas industrializadas”, opina Javier Sánchez, director de innovación y marketing de Aedas.
La iniciativa de Aedas no es la única en este camino. Solvia Desarrollos Inmobiliarios, de Banco Sabadell, también ha avanzado por esta senda y la promotora Vía Célere, controlada por el fondo Värde Partners, industrializa partes de los edificios como fachadas y los baños de sus casas.
Desde el exterior, la construcción de la promoción de viviendas unifamiliares de Aedas en Torrejón, llamada Merian, es algo diferente a una obra habitual. La ferralla, ladrillos, hormigoneras, arena y cuadrillas de oficios desaparecen. Tras dos meses de preparación de terrenos, cimientos y planta sótano, la inmobiliaria comenzó a descargar mediante grandes grúas los módulos que provienen de fábrica. Cada dos días se completa una casa, compuesta en este caso de seis módulos. En el interior, difícilmente se puede apreciar qué corresponde a cada parte ensamblada y a simple vista la calidad es similar a cualquier vivienda, aunque desde Aedas se asegura que será aún mayor por la estandarización y el mejor control de procesos en la planta.
“Un alto porcentaje de la obra no es en sí una obra, sino un proceso industrial”, explica Ángel Fernández, gerente de industrialización de Aedas. Baños, cocina, habitaciones, salón... todo llega en módulos que se instalan en la planta baja y superior.
Para la empresa, la industrialización sirve para simultanear la edificación en el terreno y lo que se hace en fábrica. Eso supone un gran ahorro de plazos. En concreto, la compañía calcula una reducción de la mitad del tiempo en una obra convencional. En este caso, el trabajo en terreno irá de octubre a mayo. Quien compra sobre plano, en ocho o nueves meses tiene las llaves de su hogar. “Son plazos a los que los clientes no están acostumbrados en obra nueva”, asegura Fernández.
Como ventajas para la empresa está el ahorro de plazos que provoca que se acelere la rotación de caja; al mismo precio se obtiene más calidad, según la inmobiliaria; los costes de fábrica se irán ajustando; y permite controlar mejor el trabajo. “Se reduce la incertidumbre en las obras”, apunta, por su parte, Sánchez.
En el desarrollo de Torrejón, el importe va de 390.000 a 425.000 euros por vivienda unifamiliar de tres y cuatro dormitorios, que según Aedas se encuentra alineada con el precio de mercado en la zona. De hecho, la empresa en a penas dos meses ya ha vendido ocho de las diez casas. “El coste para nosotros es similar al de la obra tradicional”, apunta Fernández.
De momento Aedas ha comenzado la industrialización con viviendas unifamiliares, de más facil ejecución, pero sus responsables ya avanzan que están trabajando en algún proyecto de bloques de pisos. Actualmente gestionan 162 viviendas industrializadas para 2020. Enfrente de la parcela de Merian comenzará en breve otros 18 chalés en una segunda fase. En total, siete proyectos en Torrejón de Ardoz, El Cañaveral y Boadilla del Monte (todas en Madrid) y Estepona (Málaga). Para ello trabaja con estudios de arquitectura como Lamela, Ortiz Leon y Guillermo Mocholí.
El trabajo en la fábrica permite, además de ganar en calidad, reducir la escasez de cuadrillas de oficios, sustituidos de esta forma por operarios por turnos, que no deben viajar de obra en obra, ni permanecer a la intemperie, por lo que además de predicibilidad, se gana en seguridad laboral e incluso, se facilita la incorporación de la mujer a un sector al que hasta ahora no ha accedido.