La recuperación de Turquía y Egipto se le atraganta a TUI y Thomas Cook
Los dos grandes touroperadores ganan el doble por un paquete estandar a España que a otros destinos emergentes
El pasado ejercicio fue un año nefasto para los turoperadores. Toda una contradicción teniendo en cuenta que se produjeron 1,3 billones de viajes en todo el mundo, nuevo récord mundial, y que las previsiones de la Organización Mundial de Turismo apunta a que esa cifra llegará a 1,8 billones en 2030.
La alemana TUI cerró el último ejercicio fiscal (septiembre de 2017 a septiembre de 2018) con el mismo beneficio que en 2017 cuando varios meses atrás preveía un aumento cercano al 10%. De hecho, el último trimestre de 2018 lo cerró duplicando pérdidas, pasando de un saldo negativo de 36,8 millones de euros a otro de 83,6 millones. Por su parte, la británica Thomas Cook se vió obligada a realizar dos profit warnings (revisión a la baja de sus previsiones de crecimiento) a lo largo del pasado año y cerró su ejercicio fiscal con unas pérdidas de 163 millones de euros frente al beneficio de 9 millones de 2017.
La depreciación de la libra ha encarecido un 11% los viajes de los británicos
Los mercados reaccionaron con rapidez y castigaron con dureza la cotización bursátil de ambas compañías: los títulos de Thomas Cook han caído un 75,3% en los últimos doce meses y los de TUI un 46% en el último año.
¿Cuáles son las razones que han provocado esta tormenta perfecta? La más importante es el trasvase de viajeros europeos desde España a otros destinos emergentes como Turquía en verano o Egipto en invierno. Exceltur calcula que solo en verano 12 millones de viajeros cambiaron España por otros enclaves más baratos. De ellos 8 millones fueron a Turquía. Un trasvase que ha impactado directamente en los ingresos de los grandes turoperadores europeos. Juan Molas, presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), calcula que los ingresos que obtuvo un turoperador por un paquete estándar a Turquía fueron la mitad de los que hubiera logrado con un viaje similar a España. “Si el precio se reduce a la mitad, el margen es todavía más reducido”, recalca Molas, que pone como ejemplo lo sucedido en Canarias en los meses de invierno y el traslado de viajeros a Egipto. “Los precios en Canarias han subido un 20% en los últimos años y las ofertas y descuentos de los grandes turoperadores en las reservas que se realizan con mucha antelación han desaparecido, lo que ha provocado un traslado masivo de viajeros a Egipto. En la temporada baja, las reservas de alemanes en Canarias han caído un 9% y las de británicos un 7%. Los ingresos que obtienen en Egipto son incluso inferiores a los de Turquía, ya que el coste del avión es bastante superior al de Canarias por la mayor distancia”.
La segunda razón que ha provocado el deterioro de las cuentas de los turoperadores es la depreciación de la libra esterlina aparejada al brexit. Desde el referéndum del junio de 2016, la divisa británica se ha depreciado un 11% frente al euro. “El brexit impacta por dos vías: la depreciación de la libra encarece los viajes y acelera las cancelaciones; y por otro lado provoca que vaya más gente a destinos más baratos”, señala Pilar Aranda, analista del departamento de Análisis de Bankinter. En su opinión, el desplome de las cotizaciones de ambas compañías obedece a unos resultados muy débiles. “Es un escenario complejo en un momento en el que se está produciendo una pérdida de tracción económica en España y Europa”. Fuentes cercanas a los turoperadores apuntan que la depreciación de la libra estaría obligando a TUI y Thomas Cook a cambiar turistas de alto poder adquisitivo por otros que dejan menos ingresos. “Traslada al mismo número de personas, pero no obtiene ni de lejos el mismo dinero”, recalcan.
Las agencias de viaje online y las ventas directas de los hoteles les habrían robado cuota de mercado en 2018
Esas mismas fuentes precisan que la desintermediación también estaría detrás de unos resultados peores de lo esperado en los turoperadores. Bajo ese concepto se esconde el negocio de las grandes agencias de viaje online, como Expedia o Booking, que le estarían comiendo terreno a los turoperadores. En el último ejercicio fiscal, los ingresos de Expedia crecieron un 12% hasta los 9.862 millones de euros y el beneficio neto avanzó un 33% hasta los 800 millones de euros. En el último año, la cotización avanzó un 24%. En el caso de Booking, los ingresos hasta el tercer trimestre subieron un 14,5% hasta los 10.036 millones frente a los 8.761 millones del mismo período de 2017. Pero no solo las agencias han arañado cuota a los turoperadores. Los hoteles, especialmente los de cinco estrellas y los que tienen una importante cartera de clientes de alto poder adquisitivo, han apostado por impulsar las ventas directas como una vía para aumentar sus márgenes y reducir la dependencia de los grandes turoperadores. Y esa apuesta, activada por gigantes como Marriott, IHG, Hilton o Hyatt, habría acelerado esta tendencia de perder clientes de alto poder adquisitivo y sustituirlos por otros que gastan menos.
Los dos grandes turoperadores en cifras
TUI. Cerró el último año fiscal con unos ingresos de 19.200 millones y un resultado de explotación de 1.777 billones, el mismo que en 2017. Emplea a 70.000 personas en los 100 países en los que opera. “El tamaño es uno de sus principales handicaps en la actualidad”, recalca el presidente de Cehat, que pone como ejemplo el buen desempeño de otros turoperadores más pequeños como la francesa Jet Tours, “como consecuencia de contar con una estructura laboral más pequeña”. Sus tres principales mercados son Alemania, Reino Unido y Países Nórdicos, En los tres cayeron los viajes al extranjero en el último verano por las elevadas temperaturas que se produjeron.
Thomas Cook. Emplea a cerca de 21.000 trabajadores. Al margen de las pérdidas registradas en su último ejercicio fiscal, que le obligaron a suspender el pago de un dividendo (en 2017 retribuyó a los accionistas con 10,2 millones de euros). La compañía afronta un calendario de vencimientos de deuda que puede llegar a comprometer su estabilidad económica. El último ejercicio fiscal (septiembre de 2017 a septiembre de 2018) lo cerró con un pasivo de 442 millones de euros, lo que supone un aumento de 397 millones con respecto al anterior ejercicio. Aún tiene que afrontar el pago de un bono de 666 millones que vence en junio de 2022 y el desembolso de otros 355 millones en 2023.