Las reglas de India para internet adquieren un toque de sabor chino
Un borrador del Gobierno exige a las empresas que revisen el contenido previamente y permitan rastrear a los usuarios
Para los gigantes mundiales de la tecnología que buscan el crecimiento, se suponía que la India era un terreno de caza más fácil que China. Pero el plan de Nueva Delhi de obligar a empresas como Facebook y Google de Alphabet a vigilar activamente el contenido generado por los usuarios amenaza la libertad de expresión. Después de unos edictos que ya habían puesto límites a los gigantes extranjeros Amazon y Walmart en comercio electrónico, el borrador de nuevas reglas sugiere que India podría no ser una apuesta mucho más fácil que la República Popular.
La propuesta, hecha por el Ministerio de Tecnología en diciembre, aborda un problema real. Es un esfuerzo por frenar la difusión de información errónea después de la violencia de bandas vinculada a mensajes que circulan en WhatsApp, propiedad de Facebook, que cuenta India como su mayor mercado.
El borrador –que está abierto a audiencia pública hasta el jueves– exige a las empresas que revisen previamente el contenido de los usuarios, eliminen el material ilegal en un plazo de 24 horas y proporcionen una forma de rastrear al usuario en 72 horas. India también está pidiendo a todo proveedor de contenidos con más de 5 millones de usuarios que esté constituido localmente.
Si se promulga, la política reduciría varios beneficios fiscales y protecciones de responsabilidad de que gozan las compañías de tecnología de cara al consumidor como resultado de tener su sede en EE UU y otros lugares. La definición, alarmantemente amplia, de lo que constituye “contenido ilegal” –incluye todo aquello “ extremadamente dañino, acosador, blasfemo, difamatorio” y que “amenaza la unidad, integridad, defensa, seguridad o soberanía de India– deja mucho margen para la autocensura y la censura forzosa en el período previo a las elecciones generales que deben celebrarse en mayo.
Asia Internet Coalition, un grupo de presión que incluye a los grandes nombres de EE UU, ha criticado el plan (”una regulación demasiado amplia y con un lenguaje vago y ambiguo pondrá en peligro los derechos fundamentales de los ciudadanos”), lo cual ha elevado las tensiones comerciales entre los dos países. Las empresas locales, incluida Reliance Jio, del multimillonario Mukesh Ambani, y la red social Sharechat, están menos preocupadas por la intervención. Ciertamente, India no es la primera en tratar de frenar internet y utilizarla en sus propios términos, beneficiando a los actores nacionales en el proceso.
Pero es un golpe para los mastodontes de la tecnología, que veían el país de 1.300 millones de personas como una forma de compensar los problemas a los que se han enfrentado en la más grande y rica China, que durante años ha prohibido los servicios de Facebook y de Google, propietario de YouTube.
El tamaño y el potencial de India le permiten hacer algunas demandas. Sin embargo, empresas como Google se han enfrentado a una importante reacción en casa cuando han intentado ceder a las demandas de los regímenes autoritarios. Ahora que India tiene casi 500 millones de usuarios de internet, las empresas extranjeras pueden descubrir que el premio viene con condiciones.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías