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A Fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Una colaboración útil entre bancos y 'fintech'

Las entidades deben afrontar su responsabilidad y tener conversaciones bidireccionales con las ‘startups’

El kit Fintech Collaboration Toolkit del Bristish Standards Institute está disponible en forma de guía gratuita dirigida a las 1.600 compañías fintech activas en Reino Unido y a otras que quieran empezar a operar en el país. La guía ofrece consejos que las startups deben tener en cuenta a la hora de exponer sus modelos de negocio a los bancos, como requisitos regulatorios y recomendaciones sobre protección de datos, seguridad de la información y alta de clientes, entre otros.

Por supuesto que este tipo de guías formalizadas y esfuerzos para estandarizar y desmitificar el proceso de colaboración con startups fintech son necesarias pero es significativo que este kit de herramientas ponga el peso de la responsabilidad casi exclusivamente en las startups, mientras que los bancos son los que dictan los términos de la relación. Desde mi punto de vista y experiencia, este es un enfoque que limita las posibilidades de la colaboración.

En su lugar, se debe fomentar una conversación bidireccional en la que los bancos acepten su responsabilidad y den los pasos necesarios para estar preparados para la colaboración con las startups, igual que éstas se preparan para colaborar con los bancos. Los términos de la participación deben ser recíprocos y deben incluir no sólo cuáles son los requisitos que el banco pone al ecosistema fintech para que la colaboración funcione, sino también en qué va a consistir su parte del compromiso en el proyecto de colaboración.

Los pilotos y las pruebas de concepto (PoC por sus siglas en inglés, Proof of Concept) entre bancos y startups son una muy buena herramienta para hacer realidad esta reciprocidad. En estos proyectos ambas partes tienen mucho que ganar: por una parte, los bancos tienen la oportunidad de inspirarse y aprender nuevas ideas que pueden poner a prueba en el negocio real. Por otra, las startups pueden probar y mejorar su producto y acumular una valiosa experiencia de cara a sus próximos clientes.

Pero para que esto ocurra, hay muchas áreas donde los bancos también tienen que ponerse en forma. Aquí hay dos aspectos clave: uno es el que, y aquí el reto está en la voluntad real del banco para experimentar con nuevas tecnologías y soluciones y dedicarle tiempo y recursos, ya que no siempre es fácil encontrar espacio para nuevas iniciativas. Es una cuestión de la madurez de la cultura de innovación de la empresa, pero también de alinearla con los incentivos dentro de la corporación.

El segundo aspecto es el cómo. Por lo general, los procesos internos de un banco para lograr colaborar con una startup son tan largos y costosos que hacen que los proyectos terminen por no ser viables. Las entidades hemos estado trabajando para implementar lo que hemos llamado el proceso de Fast Track, un sistema con el que nos aseguramos de que el tiempo necesario para poner en marcha la colaboración es mínimo. En este tiempo hemos multiplicado el número de pruebas de concepto que llevamos a cabo en el mundo por tres.

Una vez que un PoC ha demostrado ser valioso, el siguiente paso sería escalar la solución para que tenga un impacto real tanto para el banco como para la startup. Aquí los bancos también tienen deberes importantes que hacer, especialmente a la hora de integrar fácilmente sus sistemas con las nuevas tecnologías de las empresas emergentes. Cuando más abiertas e interoperables sean los estándares de las plataformas de banca, más fácil será integrarlas con la innovación que llega de las startups.

Incluso si el PoC no ha tenido éxito, hay una enorme cantidad de aprendizajes para ambas partes que no tienen precio. Hay que tener en mente que lo que quizás ahora no es posible, podría perfectamente serlo en algún punto en el futuro.

Más allá del trabajo en pilotos específicos, los bancos pueden y deben trabajar también en aumentar la visibilidad de las startups en el mercado ofreciéndoles una plataforma para eventos, y proveyéndoles del tipo de credibilidad por asociación que puede abrirles puertas para conectar con otras compañías, inversores y talento.

En última instancia, la colaboración entre fintechs y bancos debería estar enfocada hacia el desarrollo de productos y servicios innovadores que lleguen a las manos de los clientes y mejoren sus vidas financieras. No importa si esto se hace posible a través de pilotos, pruebas de concepto, inversiones u otras vías. Lo que importa es que ambos lados de de la ecuación están poniendo esfuerzos de su parte y encontrándose a medio camino para hacerlo posible. El kit de fintech publicado en Reino Unido es un recurso valioso, pero la responsabilidad no puede estar solo en el lado de las startups.

Elena Alfaro es Responsable de Data and Open Innovation en el área de Client Solutions en BBVA.

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