La fusión de Unicaja y Liberbank mete presión a Ibercaja
Abanca parece que quiere probar suerte con las universidades
A la enésima va la vencida. En esta ocasión Unicaja y Liberbank parece que sí terminarán fusionándose. Se conocen demasiado, han hecho números demasiadas veces y han diseñado organigramas con todas las combinaciones para saber en esta ocasión lo que quiere una entidad y otra, unos accionistas y otros o unos protagonistas u otros.
La cúpula del Banco de España también ha cambiado, aunque su mensaje de fusión en las entidades más pequeñas y medianas, no. El mapa político se está modificando, y sino que se lo digan a Andalucía, cuna de Unicaja.
Al final, las profecías se cumplen. En la actualidad solo quedan 12 entidades supervisadas por el Banco Central Europeo (BCE) en España, que se corresponden con aquellas que superan los 30.000 millones de euros en activos. Parecen pocas comparadas que las que existían hace una década, más de 58. Pero esta decena de entidades se conocen demasiado entre sí. Todas han hablado con todas.
Incluso Unicaja estuvo a punto de fusionarse con Santander en junio de 2017, en las mismas fechas en las que el grupo que preside Ana Botín se tragó a Banco Popular tras ser intervenido por Europa por falta de liquidez con la estrenada resolución del FROB europeo, la JUR. Esta norma establece que los accionistas de la firma absorbían parte de las pérdidas de la entidad, razón por la que todos sus inversores y bonistas perdieron absolutamente todo.
La entidad andaluza y Santander tenían todo preparado para anunciar la operación en junio del pasado año, pero al final Unicaja optó por salir a Bolsa en un intento de preservar su independencia.
Desde que finalizó la crisis financiera, han sido dos las entidades que se han sumado a la lista de firmas absorbidas, Popular por parte de Santander, y BMN por parte de Bankia.
Ahora se sumará otra firma menos en el panorama financiero español tras la previsible fusión de Unicaja y Liberbank, ambas incluidas en todas las quinielas de candidatas a protagonizar una operación corporativa. Y es una operación lógica, tras los diferentes intentos por ambas partes de formar parte de una entidad de mayor tamaño.
Esta fusión, eso sí, mete más presión a las escasas entidades medianas que quedan en España, Kutxabank, Ibercaja, Abanca y Cajamar, una vez que Bankinter parece que ha encontrado su hueco en el mercado y cuenta con los ratios de solvencia, eficiencia, morosidad y rentabilidad más altos de la banca nacional.
Caso a parte es Bankia, en la que el Estado debe decidir si mantenerla independiente e ir vendiendo poco a poco paquetes de la firma para su privatización total (el Estado controla el 61%), o, como propuso la ministra de Economía, Nadia Calviño, examinar todas las posibilidades para maximizar la participación del Estado y “vender una participación de control” de Bankia.
En el caso de Kutxabank, es la única antigua caja de ahorros que ha podido mantener la protección del gobierno autónomo. El País Vasco ha logrado salvaguardar la independencia de esta entidad e incluso no exponer su capital a la entrada de foráneos al esquivar excepcionalmente su salida a Bolsa.
Abanca también parece un caso excepcional. La antigua Novacaixagalicia fue intervenida y posteriormente subastada en 2013. Su comprador, Juan Carlos Escotet, ha demostrado una gran habilidad en el arte de gestionar una entidad financiera con problemas, y en menos de cinco años no solo ha sacado a flote a Abanca (eso sí, contaba con 8.000 millones de euros en ayudas públicas), sino que ha logrado que se haya convertido en una presa de caza. Así, en este periodo, Escotet ha comprado e incorporado a Abanca Banco Echeverría, Deutsche Bank en Portugal y ahora Caixa Geral también de Portugal.
Abanca estuvo negociando el pasado año con Liberbank para su fusión, pero no llegaron a un acuerdo. Por cierto, Escotet parece que sigue sumando puntos en Galicia con los clientes de la entidad, con el Gobierno gallego, e incluso con la sociedad gallega. Ahora, la idea de este banquero venezolano, aunque nacido en Madrid, es crear una universidad privada gallega, toda una declaración de intenciones para asentar definitivamente su imagen y prestigio en Galicia.
De esta forma solo queda ya Ibercaja. La caja aragonesa ha logrado salvar todos los obstáculos de la crisis financiera. Lo más preciado para esta entidad es su independencia, aunque siempre se ha barajado su nombre como candidata a fusionarse. Ahora la entidad maña tiene que pasar por una prueba de fuego, su salida a Bolsa antes de finales de 2020 por obligación legal.
Ha contrato a Rothschild para coordinar su salida a Bolsa previsiblemente en la primavera de 2019 (no quiere agotar el plazo). Pero la presión de la fusión de Unicaja y Liberbank acecha su futuro de independencia, explican varios expertos. Y es que la caída de las cotizaciones de la antigua caja andaluza y la de origen asturiano parece ser un presagio para el futuro de Ibercaja.
Su obligatoria salida a Bolsa coincidirá en las fechas con la fusión de estas dos entidades, que necesitan realizar una ampliación de capital para llevar a cabo sus ajustes a causa de su integración. También coincidirá previsiblemente con la venta, si el mercado se estabiliza, de uno o varios paquetes de acciones de Bankia, además de la emisión por parte de todas las entidades de bonos híbridos para rellenar su colchón anticrisis. Todo ello, con el precedente de los altísimos precios que están pagando algunas firmas por sus emisiones, caso de Unicredit, que ha tenido que fijar un cupón del 7,83% para poder colocar 3.000 millones de dólares en una colocación privada a Pimco.
Todo un reto para Ibercaja. Eso sí, como dice el presidente de un destacado banco de inversión europeo, “los fondos tienen tanta liquidez que invierten en cualquier cosa, antes de que se les penalice. Miran todo, ahora están arrasando con el sector de restauración en España, y acaban de abrir la veda en la compra de universidades con la adquisición de la Universidad de Europa por 770 millones de euros. Por este precio todas estas instituciones están ahora colgando el cartel de en venta, y los fondos el de comprador”.
Este exceso de liquidez puede salvar a Ibercaja, lo mismo que su estructura de gestión, con una parte muy importante, el 35%, de los activos fuera de balance.