El Tesoro prevé ahorrar 1.500 millones en el pago de intereses
Las emisiones brutas caerán un 12,5% respecto a la previsión de comienzos de año La vida media de la deuda sube hasta los 7,52 años
Un año relativamente cómodo. Así definió el ejercicio Carlos San Basilio, secretario general del Tesoro y Financiación Internacional. Las previsiones que manejan desde el organismo apuntan a una caída de las emisiones netas de 5.000 millones, hasta los 35.000 millones. Es decir, se situarían un 12,5% por debajo de las previstas a comienzos de año (40.000 millones). Respecto a 2017, el descenso alcanza los 10.000 millones. Las menores necesidades de financiación unidas a los bajos tipos de interés permitirán al Tesoro ahorrar 1.500 millones en el pago de los intereses de la deuda (2.000 en términos de contabilidad nacional) frente a lo previsto. En el libro amarillo se recogía que en 2018 el Estado gastaría 31.547 millones en esta partida, el 2,6% del PIB.
Las emisiones brutas también se han reducido y a falta de un mes para el cierre de año estas se situarán en los 213.687 millones, un 2,9% menos que lo anunciado a comienzos de año (220.145 millones) y un 8,64% por debajo de las efectuadas el pasado ejercicio (233.990 millones). El Tesoro rehusó adelantar las previsiones que manejan para 2019, pero su responsable señaló que espera que los recortes de las emisiones sigan siendo una constante en los próximos años, algo que considera imprescindible para rebajar la ratio de deuda respecto al PIB que actualmente ronda el 98%.
Estas caídas se producen gracias a dos factores: el mejor comportamiento de los ingresos tributarios y los menores gastos en términos de caja de algunas partidas como el Fondo de Liquidez Autonómico. Este año ha supuesto un punto de inflexión para comunidades autónomas como Andalucía, que regresó al mercado de capitales por primera vez desde 2011.
San Basilio ha remarcado que pese a que 2018 ha sido un año revuelto para los mercados, el papel español ha despertado el interés de los inversores. La ratio de cobertura se ha situado por encima de las dos veces a lo largo de 2018. Es decir, la demanda superó en más de dos veces la oferta. Esto unido a los bajos tipos de interés han llevado al Tesoro a redoblar su ofensiva por las emisiones a medio y largo plazo. En los últimos once meses las emisiones netas para estos plazos se han situado en los 42.175 millones, mientras las letras han registrado una financiación neta negativa de 7.175 millones.
La apuesta decidida por los plazos largos lleva a que la vida media de los bonos y obligaciones emitidos alcance los 11,9 años. A falta de cuatro semanas para el cierre de año, la deuda en circulación cerrará el año, previsiblemente, en los 7,52 años frente a los 7,13 años del pasado año.
En 2017 y por primera vez desde la explosión del mercado de deuda, el Tesoro experimentó un alza, por mínima que fuera, en el coste de la deuda en emisión que pasó del 0,61% al 0,62%. Está previsto que, por segundo año consecutivo, se repita la experiencia y el coste suba del 0,62% al 0,67%. Este alza, que acompañará al mercado en el proceso de normalización monetaria que prepara el BCE, no impedirá al Tesoro seguir pagando menos por la deuda en circulación, que en 2018 cerrará en el 2,39%, nuevo mínimo histórico. San Basilio prevé que al menos durante los dos próximos ejercicios el incremento del coste de las nuevas emisiones siga siendo compatible con una caída del coste total de la deuda, pues los plazos a refinanciar tienen unos intereses mayores que lo que viene exigiendo el mercado.
Las condiciones del mercado permitieron al Tesoro llevar a cabo tres amortizaciones anticipadas del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) por importe de 8.000 millones. “Los precios que ofrece el mercado son más atractivos que los exigidos por este mecanismo”, resalta San Basilio.
España e Italia, cara y cruz
El secretario del Tesoro se muestra tranquilo respecto al efecto contagio de Italia. El desafío fiscal del Gobierno de Giuseppe Conte ha tenido su impacto en los costes de financiación de Italia, manteniéndose estables el del resto de países, entre ellos España que cuenta con unos fundamentales sólidos.
La retirada del BCE no es vista con pánico por el organismo. Las subidas de rating por parte de tres de las cuatro grandes agencias de calificación es el principal escudo que permitirá contrarrestar el fin de los estímulos. Desde abril se viene apreciando cómo la recuperación de la A ha sido la puerta de entrada para los inversores asiáticos.
Por tenedores de deuda se consolida la preponderancia de los inversores foráneos que según los últimos datos alcanzan el 44,48% del total (422.042 millones). Le sigue el BCE, que ostenta el 22,26% (211.358 millones) mientras continúa el recorte de las entidades bancarias. Estas concentran el 16,8% frente al 30% que marcaron en la crisis.