El apetito petrolero de China no será suficiente para salvar a Irán
Pekín rechazó las demandas de reducción de las importaciones de EE UU
El apetito petrolero de China no será suficiente para resolver los problemas de Irán. Pekín se ha resistido a los llamamientos de Washington para reducir las importaciones de crudo cuando se apliquen las sanciones en noviembre.
Pekín ha ocultado su disgusto por las nuevas restricciones y dice que sus relaciones actuales con Irán son “justas y legales”. Esa postura refuerza las expectativas de China, el mayor consumidor de petróleo iraní, ya que le permite intervenir cuando las restricciones energéticas entren en vigor.
La República Popular compra más de una cuarta parte del crudo de Irán y tiene las infraestructuras suficientes como para evadir la ley estadounidense. Si las restricciones provocan que salgan de los mercados globales entre 900.000 y 1,6 millones de barriles de petróleo iraní al día, los precios también caerán.
Sin embargo, la política siempre complica la situación. Pekín adoptó una postura similar antes de que se cerrara el último acuerdo con Irán en 2015: se opuso a las sanciones de manera oficial. No obstante, la amenaza de que una importante compañía petrolera o un banco fuera excluido del sistema financiero estadounidense produjo concesiones silenciosas: las compañías chinas dejaron de lado los planes de inversión y los compradores se retiraron. También hubo disputas comerciales para explicar las caídas abruptas.
Hay señales que muestran la vuelta a ese modelo. En verano, Pekín rechazó las demandas de reducción de las importaciones de EE UU. Sin embargo, en septiembre, la petrolera China Sinopec redujo a la mitad su carga de petróleo iraní por la presión de Washington.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Belén Juárez, es responsabilidad de CincoDías.