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El brote de sentido común en Turquía tiene sus límites

Aunque el banco central ha hecho bien en disparar subiendo los tipos, su munición a partir de ahora es limitada

El presidente turco, Tayyip Erdogan.
El presidente turco, Tayyip Erdogan.REUTERS

El brote de sentido común en Turquía tiene sus límites. El banco central subió ayer los tipos más de lo esperado por los mercados, una señal de independencia bienvenida tras los ataques del presidente Tayyip Erdogan. Eso puede evitar una crisis monetaria, pero las vulnerabilidades no van a desaparecer.

Hasta ayer, el banco central parecía impotente para evitar un colapso total de la lira, que había perdido este año más del 40% frente al dólar en medio de la creciente preocupación por el enorme déficit por cuenta corriente del país, la elevada deuda en moneda extranjera y la subida del dólar. El liderazgo de Erdogan, que se ha descrito a sí mismo como el enemigo de los tipos y ha sumido el país en un conflicto con EE UU, había convertido el drama en una crisis.

Tal como están las cosas, el banco central está haciendo tarde lo que se supone que debe hacer. Con un 17,75%, la tasa principal de recompra se situó por debajo del 20% de la inflación anual esperada para 2018. La subida de ayer del 6,25% al 24% implica un tipo de interés real de más del 3%. Esto concuerda con el nivel recomendado por los analistas de la Société Générale para estabilizar la divisa.

Con la recuperación de la lira, Turquía podría evitar una crisis mayor, y sus bancos y empresas podrían seguir refinanciando la deuda en moneda extranjera. Las relaciones con EE UU podrían mejorar si Trump pierde fuerza en las elecciones legislativas de noviembre.

Pero la calma puede resultar engañosa. Ahora que el banco central está haciendo lo correcto, existe el riesgo de que el comportamiento de Erdogan se vuelva más errático. Puede que intente aumentar el gasto antes de las elecciones locales de marzo, o que las relaciones con Washington sea agrien aún más.

El juego poli bueno-malo del banco central y el Gobierno puede ser cada vez más difícil de mantener. Ya se esperaba que la economía se desacelerara este año al 3% antes de la subida de ayer (desde el 7% de 2017). Una nueva disminución podría exacerbar las relaciones entre ambos, lo que limitaría las opciones del banco. Aunque este ha hecho bien en disparar, su munición a partir de ahora es limitada.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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